Los crímenes del estalinismo hicieron que la escritora Margarete Buber-Neumann abandonara su militancia comunista a finales de la década de 1930, después de trabajar en España durante la guerra civil con su marido, el dirigente comunista Heinz Neumann, ejecutado en 1937 por críticas al estalinismo.
Margarete, acusada de espionaje y actividades contrarrevolucionarias, fue internada en un gulag y tras el pacto entre Hitler y Stalin los rusos la entregaron a la Gestapo en 1940, quienes la llevaron a Ravensbrück, un campo de concentración para mujeres.
Fue allí donde conoció a Milena Jesenská, a la que le unió una sólida amistad forjada en las penosas condiciones de la reclusión. Margarete sobrevivió al campo pero Milena murió poco antes de la liberación. Su amiga le prometió que escribiría un libro para que el mundo la recordase.
Ese libro se tituló «Milena». La escritora Monika Zgustova publica ahora la historia de Milena en forma de biografía novelada con el título «Soy Milena de Praga» (Galaxia Gutenberg). Zgustova recorre la vida adulta de Milena Jesenká en cuatro capítulos que resumen cuatro etapas de su vida identificadas con sus experiencias en Praga y Viena, como periodista y traductora, y como prisionera del campo de concentración nazi, donde llega a insinuar un romance lésbico con Margarete.
Milena Jasenká había militado también en el Partido Comunista de su país, que abandonó por las mismas razones que Margarete. Traductora del checo al alemán y periodista en Praga durante los años previos a la ocupación de Checoslovaquia por las tropas de Hitler, conoció a escritores y artistas de su país y le unió un noviazgo con Franz Kafka, con quien no llegó a casarse por no abandonar a su marido, el arquitecto judío Ernst Polak.
Hija de un médico de Praga, Milena Jesenská maduró de manera precoz tras la muerte de su madre y la convivencia con un padre dominante. En el Instituto de Humanidades Minerva se destacó por sus inquietudes culturales y sus conocimientos sobre el arte y la literatura europea.
Sus fracasos matrimoniales con Polak, el antiguo comunista Evzen Klinger y el arquitecto Jaromir Krejcar (no se recogen aquí sus relaciones con el aristócrata Franz Xaver) la llevaron a la morfina, adicción que superó entregándose a su trabajo de periodista en distintos medios de Praga, en los que llegó a firmar con cinco seudónimos diferentes.
Antes de la invasión de Checoslovaquia por los nazis había publicado tres libros y estaba considerada como una de las mejores periodistas del país.
Durante la ocupación se unió a la resistencia y salvó la vida de muchos judíos, a los que escondía en su piso y a los que ayudaba a cruzar la frontera. También escribía artículos contra el nazismo en publicaciones clandestinas.
A causa de estas actividades fue detenida e internada en Ravensbrück tras negarse a abandonar el país porque, según decía, consideraba una inmoralidad dejar en la estacada a personas a las que ella inducía a rebelarse.
En Ravensbrück tenía que protegerse de la Gestapo y también de las reclusas comunistas, que la despreciaban por su disidencia, pero la mayoría de sus compañeras adoraban a aquella mujer que se mostraba siempre dispuesta a solucionar los problemas de todo el mundo.
Milena fue testigo de las atrocidades que sufrieron las reclusas, con penas que iban desde estancias en celdas de castigo durante largas temporadas, maltratos físicos y sometimiento a experimentos médicos. Cuando fue liberado el campo, de más de cinco mil mujeres sólo quedaban veinticinco.
Las cartas de Kafka
Las cartas que se intercambiaron Milena y Kafka se publicaron con el título de «Cartas a Milena» (hay varias ediciones). Ahora se pueden leer también en el volumen quinto de las Obras Completas de Franz Kafka que viene publicando Galaxia Gutenberg, «Cartas 1914-1920». Precisamente es una carta a Milena el 17 de julio de 1920 la que cierra este volumen.
En una nota introductoria Ignacio Echevarría escribe que las cartas a Milena son «una crónica apasionada del enamoramiento progresivo de Kafka».
El frustrado intento de Franz Kafka de escribir su biografía se ve ampliamente compensado en sus diarios y en los cientos de cartas que escribió a lo largo de su vida, una creación literaria que no desmerece del nivel de calidad de sus novelas y relatos.
De las más de quinientas cartas incluidas en este volumen, unas doscientas se publican por primea vez en español. Los responsables de esta edición han decidido ordenarlas cronológicamente, de modo que pueden observarse cuántas y cuáles escribió un mismo día, cuándo y en qué lugar, la frecuencia con la que escribía a cada uno de sus corresponsales y los diferentes tonos de lenguaje que utilizaba para cada uno de ellos: sus amigos Max Brod, Felix Weltsch, Oscar Baum; sus novias Felice Bauer, Milena y Julie Wohryzek, su editor Kurt Wolf o su hermana Ottla.
Al mismo tiempo, se va apreciando la evolución intelectual y espiritual del escritor. Las cartas que escribió desde la granja en las que trabajaba su hermana Ottla en Züram recogen las experiencias de lo que Kafka califica como uno de los periodos más felices de su vida, tan diferentes a las que escribió desde los sanatorios en los que recibía tratamiento.
En estas cartas se aprecia también la relación de Kafka con la escritura y su actitud ante la vida y la muerte, antes y después de que el 12 de agosto de 1917 se le diagnosticara la enfermedad que acabó con su vida.
Un mérito añadido de esta edición son los anexos que se incluyen al final del volumen, que recogen las cartas que se conservan de sus interlocutores y las dedicatorias escritas en sus libros, de los suyos y de los que le dedicaban otros autores. Se añaden también las biografías de los corresponsales de Kafka y una completa cronología del escritor, así como un listado de las cartas, los nombres y las obras.