“En la vía láctea”, tragicomedia del amor en tiempos de guerra

“Lo único que tiene sentido es amar a alguien como puedas”

Las películas de Emir Kusturika son siempre un regalo. Y un regalo es “En la vía láctea” (On the Milky Road), una hermosa fábula moderna, basada en “tres historias reales y muchas fantasías”,  protagonizada por Monica Bellucci – la última actriz “italiana de verdad” que queda en el panorama cinematográfico- y el propio realizador. Una historia de amor, de mucho amor, en tiempos de la Guerra de los Balkanes de los años 1990, en la que dos adultos que habían perdido la esperanza recobran la fe.

en-la-via-lactea-poster “En la vía láctea”, tragicomedia del amor en tiempos de guerraEs primavera en tiempos de guerra. Cada día, bajo el fuego de las balas cruzadas, Kosta el lechero (Emir Kusturica) atraviesa la línea del frente, poniendo en peligro su vida, para llevar alimentos a los soldados. Al tiempo que se vive la guerra se prepara el doble enlace de Kosta con su novia Milena, y del hermano de ésta con la bella Nevesta (Monica Belluci, “Baaria”, “Sola contra todos”, “El amor tiene sus razones”) que huye de la venganza de un general inglés de la OTAN, al que ha abandonado.

La llegada de la hermosa italiana refugiada trastorna la rutina del pueblo. Este es el comienzo de una historia de amor apasionado y prohibido, que les llevará a vivir juntos una serie de rocambolescas aventuras mientras huyen de las tropas de élite, enviadas por el general, que masacran a los invitados a la boda mientras buscan a la pareja de enamorados.

Un cuento de hadas trágico pero desbordante de entusiasmo que viene a demostrar que el realizador serbio, ganador de dos Palmas de Oro en Cannes por “Papá está en viaje de negocios”, 1985, y “Underground”, 1995 (, “¿Te acuerdas de Dolly Bell?”, León de Oro en Venecia en 1981, “El tiempo de los gitanos”, “La vida es un milagro”) no ha perdido un gramo de la magia y la creatividad que le ha consagrado como uno de los directores más originales del momento que siempre sube el listón un palmo más alto. ¿Alguien, antes de Kusturica,  había visto bailar a un halcón peregrino? En esta última película, cuando el lechero Kosta toca le xilofón, el halcón que es su compañero se posa frente a él y agita las alas siguiendo la melodía. Como la serpiente acude diariamente a beber la leche que Kosta le vierte en un charco del terreno, los seres humanos se elevan por los aires y un rebaño de corderos intenta sortear las explosiones de un campo minado.

Una fantasía barroca  de libertad y locura sobre el destino de un hombre y su país, una historia que parece no tomarse nada en serio pero que ya desde la primera escena, antológica, cuando un rebaño de ocas se dan un baño en el caldero donde van depositando la sangre de los cerdos sacrificados, nos explica que la broma es solo aparente y es muy real el sufrimiento de las personas y los muchos animales que deambulan por la narración. Detrás de la comedia, el demiurgo Kusturica se aventura en el mito, en las visiones milagrosas., en los paisajes majestuosos y las cascadas inverosímiles.  “En el estilo de Kusturica hay una profusión de músicas tipo Fellini, de masas, de animales y de humor anárquico”  (The Guardian). Y también algo de García Márquez y sus historias inverosímiles.

“En la vía láctea», inicialmente titulada “El amor y la paz”, está inspirada en  varios (tres aseguran los créditos) episodios que tienen relación con la vida del propio Kusturica, y es el desarrollo de un cortometraje anterior que formaba parte de una película colectiva. El primero de los episodios es la historia de una mujer que intentaba escapar de un militar de la inteligencia británica en la Yugoslavia en guerra de los años 1990; el segundo se inspira en un hombre que, en la guerra de Afganistán,  recorría 20 kilómetros diarios para llevar la leche a un campamento militar ruso que finalmente fue destruido; y el tercero se refiere a un hombre que, en Bosnia, consiguió encontrar la libertad dirigiendo un rebaño de corderos a través de un campo minado.

Según declaraciones del propio Kusturica, esta será su última película sobre la Guerra en la ex Yugoslavia: “Paso definitivamente esta página. Pero estoy seguro de que seguiremos viviendo en un mundo en guerra”.  También es su primera película de amor.

Y una última anécdota: cuando Monica Bellucci aparece en la pantalla está viendo una película en la televisión; se trata de “Cuando pasan las cigüeñas” de Mijail Kalatozov, Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1957 y uno de los filmes de guerras preferidos de Emir Kusturica.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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