Se publican los últimos ensayos de George Steiner y toda su obra de ficción
Tenemos que agradecer a la editorial Siruela el esfuerzo que viene haciendo desde hace años con la publicación en España de la obra del pensador George Steiner. Gracias a esta labor editorial han llegado hasta nosotros ensayos tan luminosos como “Pasión intacta” (1997), “Nostalgia del absoluto” (2001), “Lecciones de los maestros” (2004) o su propia autobiografía, a la que el autor puso el desafiante título de “Errata” (1998). Obras que han venido a unirse a otras más conocidas como “Tolstoi o Dostoievski” y “En el castillo de Barba Azul”.
La obra de Steiner, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2001, es una de las más apreciadas de la cultura contemporánea en el ámbito de las Ciencias Sociales y la Literatura comparada. Ahora Siruela añade a su catálogo nuevos títulos con la publicación de “Fragmentos”, “Un largo sábado” (una extensa conversación con la periodista francesa Laure Adler) y un volumen, “En lo profundo del mar”, que reúne todas sus obras de ficción.
Reflexiones y pensamientos
Bajo el título de “Fragmentos” George Steiner agrupa una serie de miniensayos sobre diversos temas que ocupan algunas de las preocupaciones del hombre contemporáneo y sobre las que el autor ha venido reflexionando a lo largo de su vida. Steiner utiliza aquí como recurso literario los fragmentos legibles de un supuesto pergamino carbonizado encontrado en las ruinas de una villa de Herculano, atribuido a un moralista del siglo II d.C., un tal Epicarno de Agra. De este modo manifiesta sus afirmaciones acerca de los temas de los que trata y deja en suspenso las soluciones a otros con el argumento de que resultan ilegibles en el documento.
En “Fragmentos” Steiner vuelve a hablarnos en términos sintéticos de uno de los temas a los que se ha referido en otras ocasiones, el del misterio del genio y el talento. La creatividad de algunas personas geniales escapa al entendimiento, máxime cuando algunos de ellos (frecuentemente en el campo de las matemáticas, la música y el ajedrez) se dan en edades muy tempranas, incluso en la infancia. Para Steiner la falta de educación y la salud condiciona el desarrollo del talento, sobre todo en sociedades atrasadas, por lo que es previsible que con los años los avances de la tecnología y la civilización eliminen esas barreras.
Sin embargo el autor piensa que la situación no cambiará ostensiblemente porque concede también importancia a la genética y sobre todo a la cultura social para explicar el fenómeno: “Una mayoría incalculable de la humanidad elegirá ver telenovelas en vez de leer a Esquilo; hará del fútbol una religión global, y considerará el pensamiento abstruso como algo cómico y vagamente amenazante. ¿Y por qué no habría de hacerlo?. ¿Qué obra de arte, qué poema, qué hallazgo topológico ha logrado mantener el hambre a raya, hacer que la injusticia sea más soportable?”.
Para Steiner uno de los valores fundamentales del ser humano es el de la amistad, un sentimiento que adopta formas diferentes a lo largo de la niñez, la adolescencia, la edad adulta y la vejez. Su importancia en la vida del ser humano se impone incluso a la del amor, hasta el punto de convertirse en un valor antagónico a este (el ensayo se titula “Amistad, homicida del amor”).
El de los valores antagónicos es uno de los temas que han ocupado una parte importante de la obra de Steiner y al que vuelve en estos ensayos. Así el problema de la existencia del mal y su presencia a lo largo de toda la historia de la humanidad, desde el crimen de Caín a los hornos crematorios. Esta inmanencia explica incluso el hecho de que proyectos nobles e ideales resplandecientes se convirtiesen en catástrofes, como el socialismo mesiánico que engendró el gulag. Así también el ser y el no ser o el misterio de la existencia de Dios, que Steiner analiza a la luz de las filosofías de Tomás de Aquino, Descartes, Pascal, Leibniz, Kant, Hegel o Nietzsche y que se manifiesta en expresiones como la teoría del diseño, actualmente en boga. La conclusión de Steiner es ambigua: “Concediendo que hasta ahora ninguna prueba de la existencia de Dios ha resultado satisfactoria –no digamos ya concluyente-, ¿qué prueba tenemos de su no existencia?”.
Otros temas polémicos de nuestro tiempo ocupan otros tantos ensayos de esta entrega: el protagonismo del dinero y de las riquezas en la sociedad contemporánea, la belleza física, la salud, la desolación de la vejez, la muerte y el derecho a la eutanasia…
Conversación en el templo
“Un largo sábado” es el título de una extensa entrevista que la periodista y filóloga francesa Laure Adler hizo a George Steiner en 2014. Aquí se refiere al concepto que el Nuevo Testamento atribuye al sábado, el día siguiente a la muerte de Cristo y víspera de su resurrección: un día de espera. A lo largo de la conversación surgen los temas que han ocupado su obra, a veces con nuevos enfoques y argumentos añadidos.
George Steiner admite que el gran fracaso de su obra intelectual es el de no haber dado con la respuesta a la pregunta que le ocupó toda su vida, la de la imposibilidad de que la cultura salve a la humanidad. No se trata sólo de que la cultura no impida las manifestaciones de violencia y de sadismo de los seres humanos sino al hecho de que ambos elementos se den simultáneamente en las mismas personas.
Durante la barbarie nazi, señala Steiner, los mismos que por la noche tocaban a Schubert y a Mozart por la mañana torturaban en Auschwitz, en Bergen-Belsen o en Majdanek. Decir que sólo podía darse en Alemania es un gran error. Lo hemos visto repetirse en Ruanda y en las guerras de Yugoslavia. En el momento de sentir cercana su propia muerte Steiner se lamenta de no haber encontrado una respuesta satisfactoria, y una duda lo tortura: “¿Es posible que tal vez las humanidades puedan volverle a uno inhumano?… Nos alejan de la vida, nos dan tal intensidad con la ficción que a su lado la realidad pierde color”.
Una de las presencias permanentes en la obra de Steiner es la de su condición de judío y sus relaciones con el judaísmo. Steiner no es creyente y se ha manifestado de forma muy crítica sobre las políticas contra los palestinos, por lo que ha sido declarado “persona non grata” en Israel. Ser judío, dice, es negarse a humillar o torturar al otro; es negarse a que el otro sufra por mi existencia. Fascinado por el misterio de la excelencia intelectual judía se plantea una serie de interrogantes: “¿Cómo se explica que el 70 por ciento de los premios Nobel de ciencias sean judíos? ¿Por qué el 90 por ciento de los maestros de ajedrez son judíos? ¿Por qué los judíos se reconocen entre sí en una esfera que es sólo la de la reflexión racional?”.
En esta larga conversación Steiner aborda los temas del lenguaje, el concepto de trascendencia, la amenaza del islamismo, la crítica al sicoanálisis y al arte conceptual (“A los que pretenden hacer gran arte poniendo unas botellas de orina en el suelo de la Tate Gallery les digo claramente: ¡sois unos gilipollas!”), al marxismo como un nuevo mesianismo judío, al capitalismo depredador (“hay quien pone a diez mil personas de patitas en la calle y se va con una prima de cinco millones tras haber arruinado la empresa o el banco que dirigía. ¿Es ese el ideal de libertad humana?”), y sobre todo hay que elogiar su defensa de la importancia de los libros en la cultura (“el hallazgo de un libro puede cambiar una vida”).
En “Un largo sábado” el pensamiento de Steiner aparece como una fuente inagotable de brillantes reflexiones sobre los problemas de las sociedades contemporáneas. Después de leer este texto sólo hay que advertir cómo puede cambiar la deriva de la historia en poco tiempo (la entrevista se hizo en 2014). Así, cuando se refiere a las elecciones norteamericanas de 2008, señala: “los tres candidatos eran y siguen siendo tres grandes personajes. Obama, McCain y Hillary Clinton son tres personas de mucho calado, se compartan o no sus ideas. Y que ese sistema caótico, corrupto y todo, haya sido capaz de hacer surgir esos personajes es un buen signo y da cierta esperanza”. Pero ahora tenemos a Donald Trump en la presidencia de aquel país. Me gustaría conocer la opinión de Steiner.
Steiner de ficción
En un momento de la entrevista con Laurie Adler, George Steiner se lamenta de no haber conseguido una gran obra de ficción. Para él, sus novelas y narraciones cortas no son sino relatos de ideas, de debates, de diálogos. Steiner califica su mejor novela “El traslado de A.H.” como una meditación sobre el poder supremo y el hitlerismo. “El traslado de A.H. a San Cristóbal” es una de las narraciones incluidas en la recopilación de la obra de ficción de George Steiner que la editorial Siruela acaba de publicar bajo el título “En lo profundo del mar”. A.H. son las iniciales de Adolf Hitler.
Ante las sospechas de que los restos calcinados encontrados en el bunker de Berlín no fueran los de Hitler (una hipótesis que se ha barajado por diferentes investigadores) Steiner imagina a un comando de cazanazis judíos en la selva de Paraguay localizando a un anciano que resulta ser el führer del Tercer Reich. El traslado desde la cabaña en la que vivió desde su huída de Alemania hasta la localidad de San Cristóbal, atravesando un territorio plagado de pantanos y aislado por selvas tupidas, es lo más logrado de una narración que trata de reflexionar sobre la maldad y sus causas. El hallazgo es seguido por los servicios secretos de las potencias de la guerra fría y por personajes que quieren aprovechar la exclusiva para enriquecerse, mientras se especula con los problemas que va a causar el prisionero, desde el país al que se va a entregar hasta las condiciones bajo las que tiene que ser detenido y encarcelado y las garantías de un juicio justo. La tesis de la novela se desarrolla en las últimas páginas cuando, antes de entregarlo, el comando decide someter a A.H. a un juicio en el que se le da la palabra para que exponga los términos de su defensa. Su lectura puede levantar ampollas.
De la Segunda Guerra Mundial también tratan algunas narraciones incluidas en este volumen. En “No vuelvas”, Werner Falk, un oficial alemán, es destinado a Francia durante la ocupación. Su base está en el pueblo de Yvebecques, cercano a las playas de Normandía donde se llevó a cabo el desembarco. Vive en La Hurlette, una granja de la familia Terrenoire, donde descubre la paz y el sosiego que su vida nunca había conocido. El hijo menor de esta familia es ahorcado por los nazis cuando lo sorprendieron haciendo señales de luz a los barcos aliados, pero Falk estaba profundamente enamorado de la hija menor de la familia, Danielle, un amor correspondido, y cinco años después de terminada la guerra regresa a La Hurlette para pedirla en matrimonio. A pesar del tiempo transcurrido las huellas no han cicatrizado y la tragedia sobrevuela a los personajes de esta historia de amor y guerra.
En “El pastel”, un estudiante norteamericano se une a la resistencia francesa y se esconde en un sanatorio siquiátrico, haciéndose pasar por loco para no ser detenido por los nazis. Y en “Dulce Marte”, la guerra o sus consecuencias marcan la vida de Duncan Reeve y Gerald Maune, dos oficiales del ejército británico, amigos desde la adolescencia, que participaron en la guerra en distintos frentes. Los horrores que acuden años después a su memoria hacen que uno de ellos tenga que acudir al sicoanálisis (aquí Steiner aprovecha de nuevo para desacreditar los métodos del Dr. Freud) mientras la tragedia aletea a lo largo de sus vidas: “Las guerras matan mucho tempo después de acabar”.
El relato titulado “Pruebas” es una novela de tesis. Son reflexiones sobre cristianismo, comunismo y capitalismo a raíz de la caída del muro de Berlín y del hundimiento de la Unión Soviética. Un corrector de pruebas con graves problemas de visión, expulsado del Partido Comunista Italiano, pide su reingreso en la organización cuando la mayoría de sus militantes devuelven el carné del partido. En un paralelismo entre su profesión y su militancia, cree que “el comunismo significa eliminar la errata de la historia”.
Sin duda “El traslado de A.H.” es la mejor de las narraciones incluidas en “En lo profundo del mar”, título de la que abre el volumen, una historia de celos patológicos de trágico desenlace en la que más que de los personajes, el protagonismo es de las fosas abisales de los océanos, con su carga de muerte y de misterio.