Un total de 121 dibujos, 19 maquetas y 152 fotografías muestran en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid la larga serie de proyectos de nuestro Premio Pritzker de Arquitectura, Rafael Moneo, quien ante medios e invitados presentó en la tarde del 3 de abril de 2017 la arquitectura como cultura y forma específica de conocimiento, tanto desde su mirada personal como desde la historia reciente.
Las tendencias organicistas y estructuralistas de los 1950-1960, los discursos italianos sobre la ciudad de 1960 – 1970, la ansiedad teórica de los arquitectos de la costa este norteamericana de 1970-1980, o la creación del star system global desde los años 1990 están expuestos en maquetas, dibujos y fotografías.
La muestra reúne los proyectos más relevantes de la carrera de Moneo, en términos de lo que puede ofrecer el trabajo del arquitecto a la sociedad de su tiempo y el tipo de conocimiento que ello implica. Moneo ha querido poner un énfasis especial en la importancia del dibujo, tanto como herramienta para el desarrollo del trabajo, como medio para definir su pensamiento. Los dibujos como objeto principal, que acompañados de maquetas y fotografías ilustran las obras en exposición.
La Escuela de Madrid.
Un joven Rafael Moneo comienza su carrera en el organicismo que desarrollaba la Escuela de Madrid. Eran los años sesenta en los que una arquitectura funcionalista buscaba nuevas formas de expresión. Esta tendencia es la que presenta al concurso de 1964 para la Ópera de Madrid, así como para la Fábrica de Transformadores Diestre de Zaragoza de 1967, para la Casa Gómez-Acebo en Madrid de 1966-1968 y para las Escuelas en Tudela de 1966-1971. Pero su propuesta organicista preferida es la que hace en 1962 para la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, en la que muestra una temprana sensibilidad hacia la articulación y encaje de volúmenes en el contexto urbano.
La expresión propia.
En 1970 Moneo presenta un proyecto para la Cátedra de Elementos de Composición de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, en el que pone a la Historia en el centro de la aproximación a la arquitectura. La considera como el conjunto de conocimientos que pueden proporcionar todas las soluciones ya ensayadas anteriormente. Esto supone todo un cuestionamiento del sistema de la Escuela de Madrid y su reconsideración en cuanto a que la composición sea una herramienta que pueda articular una arquitectura cuyo diseño se desarrolle en un sistema de elementos diferentes.
Bankinter en Madrid (1972-1976) o el Ayuntamiento de Logroño (1973-1981) son ejemplos de libertad compositiva en cada una de las partes del edificio, lo que posibilita la incorporación de elementos de arquitecturas ya ensayadas junto a las novedades del proyecto dentro de un contexto particular y todo ello respetando la integridad del conjunto en el tejido urbano.
Entre Madrid y Nueva York. La experiencia americana
En 1976 y 1977 Moneo recibe sendas invitaciones como profesor de la Cooper Union y de la Universidad de Princeton respectivamente. Por estas fechas, por toda la costa este norteamericana, el debate arquitectónico primaba la teoría y la gráfica sobre la obra construida. A Moneo, aunque no estuvo de acuerdo con la propuesta de la independencia teórica, si le sirvió para despojarse de algunos de los prejuicios propios de su lugar de procedencia. Del año siguiente, 1978, es su proyecto de ampliación del Banco de España en Madrid, en el que da continuidad al lenguaje ecléctico del edificio de la última década del siglo XIX. Pero es con el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida de 1980 a 1986, con el que la arquitectura de Moneo alcanza las cotas más altas de complejidad formal en el respeto por los elementos clave del arte romano. Él mismo hace las especificaciones concretas de los ladrillos para una obra romana.
En 1985, Moneo es nombrado director del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Harvard y se traslada a vivir a Cambridge, Massachusetts, durante cinco años. Esta experiencia fue clave para una nueva concienciación de la necesidad de relación entre la teoría y la práctica arquitectónica, heredada de sus años de formación en la Escuela de Madrid. Pero sobre todo le hizo ver la ciudad y su escala con una relación nueva. Así, desde mediados de los ochenta, sus edificios se liberan de un supuesto dictado de una morfología urbana, primando la opción a escalas más contundentes que tienen su realización práctica en los proyectos para la Estación de Atocha de Madrid (1984-1992) y para L´Illa Diagonal en Barcelona (1987-1994). El proyecto para el Kursaal de San Sebastián (1990-1999) se convierte en un accidente geográfico y en los proyectos de la Fundación Joan y Pilar Miró en Palma de Mallorca (1987-1992) y del Auditori de Barcelona (1987-1999) crea auténticas negaciones en relación con sus contextos urbanos próximos.
El regreso y los reconocimientos internacionales.
En 1990 Moneo dice adiós a su periodo de cinco años en Harvard y regresa para atender a sus numerosos encargos en España. Los noventa van a ser los años de reconocimiento internacional, el mayor de ellos el Premio Pritzker en 1996.
Su discurso en este escenario global tiende cada vez más hacia la importancia del lugar, en términos de que la arquitectura debe tener una interpretación e incluso a veces una confrontación recíproca con su entorno. Los proyectos del Museo de Arte Moderno y Arquitectura de Estocolmo (1991- 1998), del Museo de Bellas Artes Audrey Jones Beck de Houston, Texas, (1992-2000) de la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles de Los Angeles, California (1996-2002) y el de la ampliación del Museo del Prado de Madrid, (1998-2007) son los más claros ejemplos del espíritu que surge de las ideas sugeridas por sus entornos urbanos.
El cambio de siglo
El siglo XXI comienza con nuevos reconocimientos a la carrera de Rafael Moneo, entre otros la Medalla de Oro del Royal Institute of British Architects (RIBA) en 2003, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2012 y el Premio Nacional de Arquitectura en 2015 por la calidad de su obra, por su contribución al pensamiento arquitectónico y por su magisterio en las universidades más prestigiosas del mundo.
En este periodo construye además de la ampliación del Museo del Prado, el edificio LISE (Laboratorio para Ciencias e Ingeniería) para la Universidad de Harvard, (2000-2007) el edificio de los Laboratorios de la Universidad de Columbia en Nueva York, (2005-2010) el edificio de los Laboratorios Novartis en Basilea, Suiza en 2009. En España, el Museo del Teatro Romano en Cartagena, (2008) la biblioteca de la Universidad de Deusto en 2009, el Centro Cívico La Romareda de Zaragoza en 2010, un Centro de Congresos en Toledo en 2012 y el Museo de la Universidad de Navarra (2008-2014) en Pamplona.
En todos ellos ha tratado de mostrar cómo las contradicciones de un encargo y la realidad de su construcción, no solo no lastran el proyecto sino que le dotan de las principales oportunidades para su desarrollo arquitectónico.
Ficha de la Exposición:
- Título: Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo (1961-2016)
- Organizadores: Fundación Barrié, Estudio Rafael Moneo y Museo Thyssen-Bornemisza
- Sede y fechas: Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza, del 4 de abril al 11 junio de 2017
- Comisario: Francisco González