La Fundación Mapfre expone su colección de retratos con obras de grandes fotógrafos de los siglos XX y XXI
Cuando en 1839 el político y científico François Arago presentó el invento de Daguerre a la Asamblea francesa para anunciar la compra de derechos, explicó con entusiasmo todas sus posibilidades, pero lamentando que nunca serviría para hacer retratos, porque se necesitaba que las personas retratadas permanecieran estáticas durante un tiempo imposible.
Sólo cuando se acortaron los tiempos de exposición pudieron hacerse los primeros retratos (según algunos historiadores, el más antiguo es un daguerrotipo de 1837 de un tal M. Huet, descubierto en 1998).
A medida que se fue reduciendo el tiempo de exposición, la gente acudía con mayor frecuencia a hacerse retratos en los estudios fotográficos, y también a los fotógrafos ambulantes, fascinada por el impecable realismo de la fotografía y su precio asequible. Retratistas como Nadar (Gaspard-Félix Tournachon), David Octavius Hill y Gustave Le Gray realizaron grandes retratos fotográficos de personajes de la época. El francés Disdéri industrializó el género con su invento de tarjetas de visita fotográficas, abaratando el producto y proporcionando hasta ocho copias de una misma imagen. Y a finales de la década de los 80 del XIX, el retratista francés Dornac (Paul Marsan) inició, con la serie Nuestros contemporáneos en su hogar, un movimiento que, emulando a los grandes clásicos de la pintura, convirtió el retrato de personajes célebres en un arte muy extendido.
También fueron frecuentes los retratos de gente en su lugar de trabajo con las herramientas de su oficio. Y uno de los más solicitados fue el retrato de personas fallecidas en su lecho de muerte, o en el ataúd, para perpetuar el recuerdo entre sus deudos. Los avances en la medicina y en las nuevas teorías científicas, como el psicoanálisis, alentó a los fotógrafos retratistas a captar la sicología de sus modelos más allá de su aspecto físico.
Actualmente, el retrato es uno de los géneros con mayor presencia en todas las modalidades fotográficas, desde el fotoperiodismo a la fotografía social, artística o publicitaria. Nombres como Richard Avedon, Annie Leibovitz, Arnold Newman o Cecil Beaton han elevado la calidad del retrato fotográfico a tales niveles de perfección, que sus obras pueden ser calificadas como artísticas, además de, en su caso, informativas o testimoniales. En los últimos años del siglo XX y principios del XXI el retrato ha renovado sus temas y su estética con nuevos fotoartistas que introducen novedades revolucionarias que comparten protagonismo con el denominado «retrato neutro», frontal, y basado en la mirada directa del sujeto al objetivo.
Una gran colección de retratos
La Fundación Mapfre, una de las instituciones culturales que promueve con más vigor el conocimiento y la divulgación de la fotografía, expone estos días la colección de retratos fotográficos que ha venido reuniendo desde hace diez años. En 2007 esta Fundación adquirió una de las series más importantes de la reciente historia de la fotografía, la dedicada por Nicholas Nixon a las hermanas Brown, en la que el fotógrafo norteamericano trató de reflejar el paso del tiempo.
Los géneros en los que se centra la exposición son los de la fotografía social y la artística, con obras realizadas por destacados fotógrafos internacionales: Paul Strand, Lisette Model, Walker Evans, Robert Frank, Lee Friedlander… No se trata únicamente de los típicos retratos de estudio (aunque hay ejemplos, como los de Jitka Hanzlová o Anna Malagrida), sino que se incluyen escenas de calle con personas anónimas que no posan para los fotógrafos, sino que son sorprendidas en actitudes cotidianas.
Sobresalen es este género los retratos tomados por Helen Levitt, Joan Colom, Diane Arbus, Lisette Model, Garry Winograd o Alberto García Alix. Y abundan los que cuentan con una fuerte carga social, como los de Cristina García Rodero, y los de denuncia, como los de Fazal Sheikh. No faltan tampoco los que bucean en la intimidad de las personas (Emmet Gowin, Harry Callahan) ni los autorretratos (Lee Friedlander o Graciela Iturbide).
La exposición se divide en tres secciones, dedicadas a “Ciudades”, “Comunidades” y “Artistas y modelos”, recogiendo las obras que se identifican con cada una de estas temáticas en un orden cronológico. El retrato más antiguo es el conocido como “Mujer ciega”, de Pau Strand, realizado en 1916. A partir de él se puede apreciar el desarrollo del género fotográfico hasta los últimos años, de los que se muestran obras de Richard Learoyd de 2013.
Muchos de los retratos del apartado dedicado a “Ciudades” son street photographies, tomadas con cámaras ligeras de gran calidad, manejadas con precisión por artistas fotógrafos como las que hicieron en las calles de Nueva York Helen Levitt y Garry Winograd, o las que el español Joan Colom captó en el Raval barcelonés.
En el apartado “Comunidades” se concentra una mayor representación de fotografía documental y comprometida con la cultura de comunidades y grupos sociales marginados, a veces con implicaciones personales, como en el caso de Fazal Sheikh, Dayanita Singh y Graciela Iturbide.
Las fotografías agrupadas en el entorno “Artistas y modelos” obedecen más al posado y a los retratos de estudio que a la improvisación, en ocasiones con vínculos que remiten a otras manifestaciones artísticas, fundamentalmente la pintura, y en otras tratando de rastrear en los problemas de soledad, memoria o identidad.
Como cierre de la exposición se han instalado retratos de mujeres relacionadas con los fotógrafos para quienes han posado, a través de cuyas expresiones tratan de transmitir emociones y sentimientos íntimos: Rebecca Salsbury retratada por Paul Strand, Edith Morris por Emmet Gowin, y Bebe Brown por Nicholas Nixon.
- TÍTULO. Retratos. Colecciones Fundación Mapfre
- LUGAR. Calle Recoletos. Madrid
- FECHAS: Septiembre 2017