Si hay un fotógrafo que haya resumido la sociedad y la civilización de un país a través del retrato ese es August Sander,.
Gert Sander, nieto del fotógrafo y editor de sus obras, es el director de esta exposición, que mantiene una estricta fidelidad a las ideas y los ideales que guiaron a August Sander. Las obras aquí expuestas son fotografías copiadas a partir de los negativos en vidrio originales.
El escritor Alfred Döblin (el autor de “Berlin Alexanderplatz”), que veía en las fotografías de Sander un ejercicio de anatomía comparada, dijo también que, con sus fotos, Sander escribió sociología. Y Walter Benjamin, en su “Historia de la fotografía”, escribió: “Desde una observación inmediata, Sander lleva al espectador por todas las capas sociales y por todos los oficios hasta los representantes de la civilización más encumbrada, descendiendo también hasta el idiota”.
UN EMPEÑO COLOSAL
El fotógrafo August Sander (1876-1964) nació en Herdorf, cerca de Colonia. En su juventud, antes de hacer el servicio militar, trabajó como minero (era hijo de uno de ellos), por lo que conocía de primera mano las condiciones laborales de los obreros alemanes, a los que inmortalizó en muchas de sus fotografías. Tras haberse formado como pintor en Dresde inició su carrera como fotógrafo de arquitecturas y paisajes antes de convertirse en retratista de estudio en Lindenthal, donde hizo sus mejores obras: se dice que Sander fotografió a Alemania a través de sus retratos. Estuvo influido por la “Neue Sachlichkeit” (Nueva Objetividad), movimiento del social-realismo que trataba de hacer resaltar la vida cotidiana de la sociedad durante los años de la república de Weimar, desde la aristocracia a la clase obrera, así como a personajes destacados de la vida alemana, como el violinista Paul Hindemith y el pintor Anton Räderscheidt.
Sander muestra el origen y la profesión de sus modelos a través del fondo o del vestuario, del gesto o de los objetos y las herramientas con las que aparecen retratados. Su obra “Hombres del siglo XX”, iniciada en 1910, recoge una gran cantidad de trabajadores de todos los oficios con sus instrumentos de labor, desde funcionarios a trabajadores, campesinos y artistas. La primera exposición de “Hombres del siglo XX”, con unas 100 fotografías, se presentó en 1927 en el Cologne Art Union, y tuvo una gran acogida. Una selección de estos retratos se publicó en 1929 en un libro con el título “El rostro de nuestro tiempo”. El tema de este trabajo surgió a raíz de los retratos realizados a los campesinos de Westerwald, que Sander consideraba como arquetipos del hombre contemporáneo. Concibió una obra gigantesca dividida en varios grupos, en la que los campesinos representarían la base de la sociedad, a la que seguían los artesanos, las mujeres, los trabajadores cualificados, los intelectuales, artistas, músicos y poetas, los habitantes de la gran ciudad… hasta cerrar el ciclo con dementes, gitanos, mendigos, moribundos y… muertos. Independientemente de su clase social, edad o condición, los retratados se muestran con la misma dignidad y respeto, gracias a la utilización de la luz, que confería a la fotografía un aspecto etéreo. No consiguió culminar su ambicioso proyecto a causa de la guerra y de los avatares que sufrió a lo largo de su vida.
UNA CARRERA INTERRUMPIDA POR EL NAZISMO
Cuando Hitler subió al poder en 1933, Sander se unió al Gruppe Progressiver Künstler Köln, opositores al nacionalsocialismo. Los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial destruyeron en 1944 su laboratorio y también una gran parte de su obra, más de 40.000 negativos. Los nazis confiscaron y quemaron todos los ejemplares que encontraron del libro de Sander que recogía las fotografías de “Hombres del siglo XX”, así como las planchas de impresión de la editorial que lo había publicado. Aunque continuó con la fotografía después de la guerra desde su retiro en Westerwald, su obra fue olvidada hasta que el coleccionista alemán Fritz Gruber rescató sus fotografías para una exposición en 1951.