La Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) ha publicado un comunicado expresando la mucha tristeza con la que ha recibido la profesión periodística la noticia de la muerte de Miguel Angel Bastenier, uno de sus maestros insignes, tristeza a la que nos unimos todos quienes pudimos compartir con él conversaciones, discusiones, debates, siempre apasionados cuando mostraba sus convicciones sobre temas que conocía bien del ámbito internacional, y especialmente cuando tocaba analizar el conflicto israelí-palestino, en el que era experto.
Cito en primer lugar la FNPI porque dedicó a esa escuela gran parte de sus veranos consiguiendo el reconocimiento de decenas de periodistas que asistieron a sus talleres y que, como dice el comunicado de la Fundación «hoy ejercen el oficio con sus enseñanzas como norma profesional», reconocimiento que también se le hace desde la Escuela de Periodismo de El País.
En la colección editorial de la FNPI con el Fondo de Cultura Económica públicó Cómo se escribe un periódico, que hoy es un texto de referencia en las facultades de Comunicación y Periodismo de América Latina.
En lo que a mi se refiere, nuestro vínculo estaba relacionado con la defensa del ejercicio profesional y de la libertad de expresión, y se inició precisamente cuando un grupo de periodistas respondimos a la llamada de un amigo común, Fernando Castelló, para constituir la sección española de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Fueron muchas semanas de reuniones para perfilar una onegé que respondiera a la pluralidad de la prensa en España y pudiera contar con el apoyo de las grandes cabeceras de la prensa, de las emisoras de radio y de las cadenas de televisión. También hubo que pasar el filtro del Ministerio del Interior, y para eso contamos con el asesoramiento de un abogado insigne, Leopoldo Torres, al que conseguimos fichar porque todavía mantenía en su corazón recuerdos de una época anterior de periodista de agencia.
Y fue ya en la recta final de ese proceso cuando puede conocer hasta que punto Bastenier era capaz de mantener sus convicciones, porque en menos de cinco minutos invalidó todo el esquema directivo que había diseñado Castelló para el lanzamiento de RSF en España, al negarse a que la máxima representación correspondiera a Víctor de la Serna (El Mundo) y El País quedara relegado a una vicepresidencia con Sol Gallego como titular. Fueron momentos de desconcierto y cuando parecía no encontrarse una solución porque Bastenier iba rechazando todos los argumentos que se le daban y dijo finalmente que El País se retiraba del proyecto, vino en nuestra ayuda la diplomacia catalana de la mano de Rosa Massagué (El Periódico), quien propuso a María Dolores Masana (La Vanguardia) como presidenta de consenso, y dos vicepresidencias. La segunda de ellas, al rechazarla Víctor de la Serna, fue ocupada por Ramón Pérez-Maura (ABC).
Me incorporé a aquel equipo como secretario general, y afortunadamente puede contar con Bastenier para ir perfilando múltiples proyectos que le presentaba relacionados con América Latina, a los que ponía pega tras pega para endurecerme en la gestión y que abandonara todo romanticismo con aquellas tierras, romanticismo que él mismo practicaba regresando años tras año a su Colombia querida, con la que mantenía lazos que iban más allá de su dedicación como maestro de la escuela de periodismo de la Fundación en Cartagena de Indias.
Repaso ahora el resumen que presenta la Wikipedia sobre su vida profesional:
Miguel Ángel Bastenier Martínez (Barcelona, septiembre de 1940 – Madrid, 28 de abril de 20171) periodista, columnista, editor, autor e historiador hispanocolombiano.
De padre de origen belga y madre española, nació en Barcelona y recibió la nacionalidad colombiana del presidente Uribe en 2003. Es licenciado en Derecho (1962) e Historia (1975) por la Universidad Central de Barcelona, licenciado en Lengua y Literatura inglesa por la Universidad de Cambridge y graduado en Periodismo por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid (1961). Ha sido director del desaparecido diario Tele Exprés de Barcelona (1977-1979) y subdirector de El Periódico de Catalunya (1979-1982). Trabaja en El País desde 1982, año en que participó en la fundación de la edición para Cataluña de este diario. Además, ejerce como profesor de la Escuela de Periodismo de El País; de la Fundación Ortega y Gasset en Historia contemporánea y de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano de Cartagena (Colombia). Ha sido subdirector encargado de Relaciones Internacionales del diario El País (1993-2006) hasta que pasó a ser editorialista y columnista de dicho periódico. Ha publicado numerosos artículos en la prensa europea (Libération, Le Monde, The European, Le Point, Le Soir, The Irish Times) y en la mayoría de los periódicos más importantes de América Latina: El Espectador y Semana (Colombia), Folha de Sao Paulo (Brasil), Público (México), Búsqueda (Uruguay) entre otros. Está especializado en el conflicto árabe-israelí, sobre el que ha escrito tres libros, entre los que destacan La guerra de siempre (1999) e Israel Palestina, además de La casa de la guerra (2002). También se ha interesado por los géneros periodísticos y ha escrito sobre la profesión un Curso de periodismo y Cómo se escribe un periódico. Dirigió varios libros colectivos, entre ellos Grandes Protagonistas del siglo XX (2000). En 2012 recibió el Premio María Moors Cabot por su destacada trayectoria y su contribución a mejorar las relaciones en el continente americano. Falleció en Madrid el 28 de abril de 2017 debido a un cáncer de riñón.
En la nota necrológica que le dedica hoy El País se indica que su última columna la publicó el lunes 24, y en ella alertaba del riesgo de los extremismos en Europa a pesar de la victoria de un candidato moderado en la primera ronda de las elecciones francesas del domingo. cita también que en los últimos tiempos se había incorporado con un enorme éxito a las redes sociales y era el periodista de EL PAÍS con más seguidores en Twitter, más de 172 000.
En el perfil que escribe sobre Bastenier la periodista Carolina García, destaca:
A la hora de ponerse a escribir tiene muchos ritos. Lo que no varía es su obsesión por fijarse “en lo cotidiano”. Según Bastenier, por muy vasta que sea la formación de un periodista (él es licenciado en Derecho, Historia y graduado en Periodismo), no siempre está capacitado para escribir de cualquier asunto. “Ni remotamente; a lo sumo el escritor puede tener algún tipo de reacción, más bien cautelosa”. Defiende que los hechos nunca son neutrales y que, cuando se trata de reflejarlos, la objetividad tampoco existe. “Pero sí existe la honradez”, subraya, “solo vas a querer la mejor versión para el lector, la más rica, la más amplia, la que lo explica mejor, la que ofrece mejores conocimientos. Eso no es ser neutral, sino imparcial”.