La ominosa amenaza del presidente estadounidense Donald Trump de apoderarse del Canal de Panamá y Groenlandia prepara el escenario para una nueva batalla política con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), informa Thalif Deen (IPS) desde Naciones Unidas.
Pero a juzgar por el historial de fracasos de la ONU, que incluye la invasión estadounidense de Iraq en 2003 y la invasión rusa de Ucrania en 2022, el organismo mundial podría volver a perder en su lucha contra una superpotencia que ejerce su derecho de veto en el Consejo de Seguridad.
Kul Gautam, ex secretario general adjunto de la ONU y director ejecutivo adjunto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), declaró a IPS que la amenaza de Trump de comprar o apoderarse de Groenlandia, el territorio autónomo de Dinamarca, y de recuperar el Canal de Panamá «por la fuerza militar, si es necesario», se remonta a épocas pasadas de los siglos dieciocho y diecinueve, sin ley, imperial y de expansión colonial.
«Debería verse en el contexto del grandioso anuncio de Trump de perseguir el ‘Destino Manifiesto’ de Estados Unidos que una vez se invocó como el derecho divinamente ordenado de Estados Unidos para expandir sus fronteras hasta el Océano Pacífico y más allá», afirmó.
Tal ambición imperial atrae a los partidarios de Trump del «Make America First Again (Haz a Estados Unidos grande otra vez)», conocido por el acrónimo Maga, pero es claramente ilegal y desafía la Carta de las Naciones Unidas y constituye una violación total de la integridad territorial y la soberanía de los Estados miembros de la ONU, señaló.
«Dada la arrogancia de Trump, su naturaleza errática y su desprecio por el derecho nacional e internacional, su amenaza debe tomarse en serio», dijo Gautam.
Si Trump se atreve a adquirir Groenlandia y el Canal de Panamá por la fuerza, dijo, la ONU, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) y otros grupos denunciarán esa agresión, pero no podrán contrarrestarla eficazmente a corto plazo.
«Pero a largo plazo, las políticas y acciones de Trump alienarán solo a los aliados más cercanos de Estados Unidos, porque quedará aislado a nivel mundial, lo que beneficiará a sus adversarios, como China y Rusia», analizó Gautam.
Cualquier toma de control será un desafío a la Carta de las Naciones Unidas y una violación total de la integridad territorial y la soberanía de los Estados miembros de la ONU.
Fracasos de la ONU en Iraq y Ucrania
Según la Carta de las Naciones Unidas, descrita como uno de los documentos fundacionales de la ONU más vistos en el mundo, «todos los Estados miembros deben respetar la soberanía de los demás Estados»». También prohíbe el uso de la fuerza contra la independencia política o la integridad territorial de otros estados.
Pero, ¿dónde se situará la ONU frente a una superpotencia militar, cuando el organismo mundial no tiene los medios para hacer cumplir sus propias resoluciones?, se pregunta Gautam.
Y recuerda la invasión estadounidense de Iraq en marzo de 2003, a pesar de la oposición en la ONU, en busca de armas de destrucción masiva que luego se demostró que no existían.
Alon ben Meir, profesor jubilado de relaciones internacionales en el Centro de Asuntos Globales de la Universidad de Nueva York, dijo a IPS que no solo los demócratas, sino también muchos de los partidarios de Trump están desconcertados por su propuesta arbitraria de tomar por la fuerza el territorio de otro país «si tiene que hacerlo», como Groenlandia y el Canal de Panamá, lo cual es indignante incluso de pensarlo.
«¿Hay algún asesor sensato de Trump que pueda decirle que lo que está pensando es una grave violación del derecho internacional, decidir unilateralmente apoderarse de cualquier territorio que pertenezca a otros países?», se preguntó.
Además, dijo Ben Meir, está aterrorizando a otros países, creando una sensación terrible sobre lo que representan los Estados Unidos y el daño que pueden infligir en este momento a otros estados.
«Sugerir que Estados Unidos puede tomar unilateralmente tierras de un Estado miembro de la ONU, o peor aún, en el caso de Groenlandia, de un Estado miembro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), es una auténtica locura: tomar por la fuerza tierras de los aliados», sostuvo.
Señaló que Estados Unidos está comprometido con la defensa de la integridad territorial, y pensar que Trump puede simplemente apoderarse del Canal de Panamá e invadir el territorio de Dinamarca es el colmo del absurdo.
Lamentablemente, con e inicio de un segundo mandato de Trump, la ONU no solo se enfrenta a una Casa Blanca excepcionalmente hostil, sino que incluso muchos de los amigos y aliados de Estados Unidos están desconcertados y muy preocupados por lo que pueda hacer a continuación.
«Temen que nada bueno salga de esta administración Trump y se preparan para lo peor», dijo.
Trump debe recordar que el Estados Unidos Primero, que prima en el Maga, se logra mejor cuando Estados Unidos «es respetado, no temido», aseguró Ben Meir.
Sobre la posibilidad de tomar de control del Canal de Panamá y Groenlandia, el portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq, dijo a fines de enero: «Cuando se trata de cualquiera de estas cuestiones que afectan al territorio de los Estados miembros, obviamente, nos regimos, como saben, por la Carta de las Naciones Unidas».
«Y ustedes saben que la Carta de las Naciones Unidas defiende el respeto de la soberanía y la integridad territorial de los Estados miembros. Y todos los Estados miembros y su soberanía e integridad territorial deben ser respetados», dijo.
Profundizando en el tema, Gautam recordó que a lo largo de la historia de la humanidad, las potencias imperiales dominantes a menudo han considerado que su poderío militar y económico justifica el equivalente a su «destino manifiesto» y su poder sin control.
«Pero ahora hemos entrado en una era de interdependencia y de la necesidad de seguir un orden internacional basado en normas que Estados Unidos ayudó a elaborar después de la Segunda Guerra Mundial», afirmó.
La resaca imperial
Sin embargo, admitió, «la resaca imperial persiste entre ciertos segmentos de la clase política en Estados Unidos, así como en la Rusia de Vladimir Putin, la Turquía de Recep Tayyip Erdoğan y algunos otros viejos imperios».
Como la manía Trump no va a durar para siempre, dijo Gautam, «espero y confío en que las voces más sensatas a favor de un orden internacional basado en normas y mutuamente beneficioso vuelvan a prevalecer en Estados Unidos y en otros lugares».
Para Gautam, si la civilización humana quiere sobrevivir y prosperar, no hay más remedio que seguir el camino de la coexistencia pacífica y la interdependencia, donde se valora la competencia sana pero se desaprueba la intimidación por parte de los poderosos.
Mientras tanto, en una sesión de preguntas y respuestas en Ciudad de Panamá el lunes 3, el secretario de estado estadounidense, Marco Rubio, justificó la toma de control del Canal de Panamá argumentando que es «completamente inaceptable» que las empresas con sede en Hong Kong tengan el control de los puntos de entrada y salida del canal.
«Eso no puede continuar», dijo, en una afirmación firmemente desmentida por el gobierno del país y la autónoma Autoridad del Canal de Panamá.
En la primera escala de su primer viaje al exterior, que también incluye otros países centroamericanos, Rubio consideró que si hay un conflicto con China y ese país les dice que traten de obstruir a los navíos de Estados Unidos, incluidos los de su Armada militar, «tendrán que hacerlo y lo harían».
«Y entonces, tendríamos un gran problema entre manos. Eso lo primero», dijo antes de abandonar Panamá.
Y añadió: «tenemos que hablar del hecho de que construimos esto. Pagamos por ello. Miles de personas murieron haciéndolo, estadounidenses. Y de alguna manera nuestros buques de guerra que pasan por allí, y los barcos estadounidenses que pasan por allí, pagan tarifas en algunos casos más altas que las que pagan otros países, por ejemplo, un barco de China. Eso tampoco es aceptable».
A su juicio, es terrible que eso suceda a quien construyó el canal en 1903 y lo controló hasta 1997, cuando unos tratados binacionales lo devolvieron al país del que era el territorio y al que se le impuso su toma y control.
«Te dirán que lo establece una entidad administrativa independiente y no el gobierno; ese es su problema interno. Tendrán que resolverlo. Pero no deberíamos estar en una posición en la que tengamos que pagar más que otros países. De hecho, deberíamos obtener un descuento o tal vez que nos lo den gratis, porque pagamos por ello», declaró Rubio muy en el estilo de su jefe Trump.