Varios estudios muestran la existencia de una correlación entre la práctica del ajedrez y la reducción de los efectos del deterioro cognitivo asociados con la demencia.
El centro especializado en tratamiento de la dependencia Brain Care, creado en 2011 y con sede en Padua, Italia, se ocupa de la estimulación y mejora cognitiva de personas discapacitadas, pero también en personas normales e hiperactivas. Su directora desde 2011, la doctora Anna Cantagallo es profesora en la universidad y coordinó la sección de Rehabilitación Neuropsicológica (GIRN) de 2006 a 2014.
Entonces estudió el impacto del ajedrez, usándolo como prueba de evaluación de procesos cognitivos, como resolución de problemas y muestra de pericia. La doctora explica que el ajedrez «se basa principalmente en la activación rápida y consciente de diversos procesos como la memoria a largo plazo, resolución de problemas, autocontrol y teoría de la mente».
Se comprobó que el ajedrez permitió reducir la frecuencia de delirios, alucinaciones, trastornos del pensamiento y patologías psiquiátricas como la psicosis esquizofrénica. Así, el juego supone un ‘factor protector’ contra la demencia.
De hecho, una publicación reciente (Manuel Lillo-Crespo y otros, Chess practice as a protective factor in dementia, 2019) indica que hay una conexión entre la partida de ajedrez y la posibilidad de prevenir la demencia en personas no diagnosticadas.
Los autores hicieron una investigación siguiendo una pauta de veintiún criterios con la aplicación de inclusión y exclusión, para comprender si el ajedrez podría ser un factor de prevención.
Así, se cita el estudio publicado por New England Journal of Medicine (Coyle y otros, 2003) centrado en quinientos participantes mayores de 75 años que duró cinco años. Se mostró que los que jugaban al ajedrez tienen un menor riesgo de desarrollar demencia que otros no jugadores.
En concreto, se señala que los que jugaban retrasan los signos de demencia en, al menos año y medio y tenían un 35 por ciento menos de probabilidades de desarrollar demencia.
Esto se explicaría por el hecho de que las actividades mentales producen y fortalecen conexiones sinápticas, estimulando la neurogénesis y promoviendo cambios plásticos en el cerebro que ralentizarían los síntomas de la demencia.
Previamente, se aclara que el ajedrez es más que un simple juego puesto que su práctica repercute positivamente en el desarrollo de las habilidades cognitivas y el campo psicoeducativo.
En términos pedagógicos su práctica conlleva diferentes beneficios: concentración, aceptación de reglas, autoestima, responsabilidad, autocontrol, memoria, coordinación, creatividad, desarrollo de la mente y consecución de objetivos.
Como conclusión final y a pesar de todas las ventajas señaladas y la inexistencia de datos en contra de la práctica del ajedrez, se aboga por hacer más ensayos y estudios para evaluar mejor su efecto protector sobre el riesgo de demencia, especialmente en la población ya diagnosticada.
Estudio en ajedrecistas
Por otra parte, investigadores de tres universidades estadounidenses y una paquistaní han publicado un estudio de cien páginas, titulado ‘La conectividad cerebral funcional y morfométrica diferencia a los maestros de ajedrez de los jugadores aficionados’.
La investigación estuvo encabezada por Harish Ravi Prakash (Universidad de Orlando) y fue publicada en la revista Frontiers of Neuroscience (Fronteras de Neurociencia).
Participaron investigadores de las universidades de Orlando (Florida), Bethesda (Maryland) y Chicago (Illinois) en Estados Unidos y la de Ingeniería y Tecnología de Taxila, en Pakistán.
Dicho estudio eligió a 47 ajedrecistas, 24 profesionales y 23 aficionados. Se examinó en reposo una resonancia magnética tipoT1 para imagen estática de su cerebro. A continuación los evaluaron mientras competían en una partida a través de una resonancia magnética funcional, que proporciona datos y una imagen dinámica del funcionamiento de las áreas del cerebro.
Un ordenador siguiendo el examen del FMSC (Conectoma de Similitud Morfométrica Funcional) compara el número y la fuerza de conexión entre los nodos de red del circuito cerebral, identificando los mejores.
Al ingresar la información sobre las características funcionales y anatómicas de su cerebro se mostraron dos datos. El primero, las redes de los jugadores aficionados son anatómica y funcionalmente, diferentes a los profesionales. La segunda, aprender ejercicios mentales con el ajedrez, induce a cambios anatómicos y funcionales en el cerebro que el nuevo algortimo FMSC puede cuantificar con una precision del 88 por ciento.
En resumen, el estudio confirma el efecto positivo de los ejercicios mentales como el ajedrez relacionándolo con la situación de enfermos de Alzheimer y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).