El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid prepara una magna retrospectiva para conmemorar el ochenta aniversario del cuadro más universal de Pablo Ruiz Picasso, el Guernica, y de los veinticinco de su llegada al museo.
La muestra, Piedad y terror en Picasso: el camino al Guernica, llegará próximo el 5 de abril, y en ella se podrán contemplar cerca de 150 obras maestras del pintor, procedentes de más de treinta museos y otras instituciones de todo el mundo, entre ellos el Centro Pompidou y el Museo Picasso de París, la Tate Modern de Londres, el MoMA y el Metropolitan Museum de Nueva York, la Fundación Bayeler de Basilea, así como de numerosas colecciones privadas.
El foco de la exposición va a estar en el giro radical que dio a su obra el artista desde mediados de los años veinte hasta el final de los cuarenta del siglo pasado, cuyo epicentro fue el Guernica.
Antes del Guernica
En la España de 1926 se conspiraba contra la dictadura de Primo de Rivera. Un fallido golpe de estado liderado por personalidades militares y civiles de distinto signo, que discrepaban entre un futuro gobierno liberal, unas cortes constituyentes que determinasen el modelo de estado, y los que querían directamente la proclamación de una república. Así en la política como en el arte picassiano se producía un cuestionamiento de códigos y el deseo de dotar de un nuevo significado a la libertad de la forma.
Los últimos veinte años son, según confesión propia, «los más difíciles» de su vida, tanto en lo personal como en la experiencia artística. El lento deterioro de su relación matrimonial con Olga Koklova, el tierno refugio en su hijo Paulo, el encuentro en 1927 con Marie Thérèse Walter, la muchacha de diecisiete años que va a ser su remanso secreto de calma y su reencuentro con el hedonismo durante años.
Hay un evidente dualismo en esos y otros hechos. Calma y sensualidad en los retratos de Marie Thérèse, furia interior y soledad artística expresados entre otros en las figuras distorsionadas de El acróbata azul y El acróbata; también el mundo se distorsiona y estallará en el hundimiento de la bolsa de Nueva York entre el 24 y el 29 de octubre de 1929, origen de la Gran Depresión que se extenderá a Europa, en la que nacerá un 14 de abril de 1931 una ilusionante II República española.
Hay mucha complejidad y furia (piedad y terror) desde los primeros años treinta. El cansancio matrimonial está en la génesis de nuevos y poderosos recursos expresivos como ese Busto de mujer y Autorretrato de 1929, en el que se ve a sí mismo como un monstruo de lengua roja o la Bañista sentada a orillas del mar, cuya cabeza recuerda a una mantis religiosa y su boca una vagina dentada (Olga). La furia mental de Picasso no deriva del odio sino del sufrimiento. Y en contrapartida, el plácido desnudo de Mujer acostada, retrato íntimo de su musa secreta, su gran inspiradora de esos años, que le lleva hasta las puertas de la abstracción, al volumen escultórico de las formas, a la mayor intensidad cromática. Como en la serie de 1932, Mujer en sillón rojo, Mujer sentada en sillón rojo y Mujer desnuda en sillón rojo.
Casi como una premonición, 1933 es el año que comienza el protagonismo del Minotauro con la serie de grabados con Ambroise Vollard. 1934 es el de las corridas de toros, Corrida: la muerte del torero o Toro moribundo. La culminación llega en 1935 con la Minotauromaquia que es una síntesis de todas las obras en torno al mito y que está considerada como uno de los precedentes inmediatos del Guernica y la simbología de años cruciales en Europa: la ascensión al poder de Hitler, por entonces aún un enigma, la recesión de 1934, el enfrentamiento nazismo – comunismo implícito en el aguafuerte Minotauro ciego conducido por una niña en la noche.
Picasso no está pintando solamente su vida a través de sus estéticas. Está pintando la inquietante historia que se desarrolla ante sus ojos, la pasión intensa por la vida que presagia un mañana incierto. En los primeros meses de 1936, la serenidad y ternura de los retratos de Marie Thérèse en Mujer con ramo de flores, Mujer del aparador, los preciosos Retrato de mujer y Busto de mujer contrastan con la proliferación de faunos y minotauros, como la aguada Fauno, caballo y pájaro o la aguada y tinta china Minotauro y yegua muerta delante de una gruta y niña con velo. Las circunstancias sociales y políticas que se viven en España y Francia se identifican en la violencia de los dibujos Minotauro herido, caballo y personajes con alusiones a la violencia y la muerte; Minotauro en las garras de un monstruo de rapiña, estudio para el telón de la obra de Romain Rolland Le 14 juillet, estrenada en el Teatro Alhambra de París en homenaje al triunfo del Frente Popular en España.
El Guernica
Todo gira en torno al Guernica, al año 1937, tanto lo anterior como lo posterior. El impacto del Guernica reside en su exégesis del pacifismo más allá de cualquier ideología. Es la expresión del dolor universal, del absurdo e inutilidad de toda violencia, tristemente repetida antes y después. Es un universal, toda la humanidad está implicada, nadie escapa ni es ajeno a esta locura. Los símbolos del Guernica así lo atestiguan, con su ausencia de referencias a unos y otros.
Una ciudad sin defensa antiaérea, solo población civil y algunas tropas de retaguardia, fue bombardeada en sucesivas oleadas a lo largo del día 26 de abril de 1937 por 31 bombarderos y 26 cazas de la Legión Cóndor al mando del teniente coronel Wolfram von Richthofen, primo del Barón Rojo de la primera guerra.
Picasso comenzó los dibujos preparatorios el 1 de mayo de 1937. Trabajó frenéticamente. El 6 de junio el gran mural estaba terminado. Después siguió una posproducción de dibujos, con marcado énfasis en Cabeza de mujer sufriente, hasta un total de veinticuatro de un total de sesenta y un dibujos. Los ‘siete estados’ de la gestación del cuadro fueron eternizados mediante ocho fotografías de Dora Maar, auténtica musa del Guernica.
España había confirmado su asistencia a la Exposición Internacional de las Artes y las Técnicas Aplicadas a la vida moderna de París, el 17 de julio de 1936, la víspera del Alzamiento. La Exposición, tras algún retraso se inauguró el 25 de mayo de 1937, con asistencia de 44 países. Tuvo dos símbolos más que proféticos: los pabellones de la Alemania nazi y de la Unión Soviética, uno frente a otro, compitiendo en espectacularidad y poder, dominaban el espacio comprendido entre el recién construido Palais Chaillot y el Campo de Marte, con la Torre Eiffel en la orilla izquierda del Sena. Ambos recibieron sendas medallas de oro el mismo día de la inauguración, medallas de pleitesía a los dos poderes que ya estaban amenazando la estabilidad europea.
Y en medio de los dos, en los jardines del Trocadéro, inaugurado más tarde, el 12 de julio de 1937, el Pabellón de una España en guerra, como primer tramo de la previsiblemente cercana guerra europea. Y en él, como un grito de alerta al mundo, no escuchado entonces, el Guernica. Frente a él, la denuncia del fusilamiento de Federico García Lorca en agosto de 1936, las fotos de la guerra internacionalizada y su testimonio, la Fuente de Mercurio de Alexander Calder. En el jardín, las esculturas de La Montserrat de Julio González, la Cabeza de mujer de Picasso y la de Alberto Sánchez El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella.
A partir de noviembre empezó la itinerancia del Guernica, primero en Europa, como un aviso de que lo que pasaba ahí no era solo cosa de España. Inútil aviso en una Europa ciega a un peligro que ya era una certeza. Luego se exhibió en varias ciudades de Estados Unidos, como un exiliado forzoso más, con refugio temporal final en el MoMA de Nueva York, acompañado por sus bocetos preparatorios y los dos grabados producidos en enero de 1937 Sueño y Mentira de Franco.
El largo 1937
En 1937 se sucedieron en España dos gobiernos presididos por los socialistas Largo Caballero y Juan Negrín. Dos de los veintiséis gobiernos que tuvo la II República entre el 14 de abril de 1931 y el 31 de marzo de 1939. Hubo precedentes de bombardeos alemanes sobre poblaciones civiles, el primero en Madrid en 1936. En febrero 1937, la Legión Cóndor masacró a un grupo de refugiados en la carretera Málaga – Almería. El 31 de marzo, la aviación italiana bombardeó Durango; el 29 de mayo tuvo lugar el incidente del Deustchland, el acorazado alemán fondeado en Ibiza, confundido aparentemente con el crucero Canarias por bombarderos republicanos. En represalia, dos días más tarde, la Legión Cóndor bombardeó Almería.
En Alemania, esa primavera se abrió el campo de concentración de Buchenwald y no fue el primero ya que entre 1933 y 1935 se habían abierto los de Oranienburg, Dachau, Sachsenhausen y Waldzheim.
1937 es también el año de la política de apaciguamiento liderada por Neville Chamberlain, a la que se apuntó una vacilante Francia. Se sentían culpables de las torpezas del Tratado de Versalles y pensaron que si satisfacían algunas reivindicaciones nazis evitarían la guerra en Europa. Churchill con una visión de futuro más precisa, nunca estuvo de acuerdo con esa política. Del 24 al 29 de septiembre de 1937 se reunieron en Munich Hitler y Mussolini. Había nacido el Eje.
Arte degenerado
En los días de julio de 1937 en que se inauguraba en París el Pabellón de España con el Guernica, el Tercer Reich organizaba en Munich una gran muestra de arte de vanguardia con obras de Vasili Kandinsky, Paul Klee, George Grosz, Max Beckmann, Otto Dix, Oskar Kokoschka, Ernst Barlach, etc., bajo el lema Entartete kunst, Arte degenerado. El propio Guernica no hubiera escapado a esa denominación.
Hitler consideraba que el modernismo era contrario a los valores nazis, con la consecuencia inmediata de su purga sistemática de las principales colecciones alemanas. Durante el proceso fueron confiscadas alrededor de veinte mil obras de arte, que fueron almacenadas, destruidas o vendidas a precios irrisorios. Oportunidad que aprovecharon instituciones como el Museo de Arte Moderno de Nueva York para enriquecer sus colecciones. La depuración artística anticipó la persecución, expulsión y eventual encarcelamiento y asesinato de numerosos artistas e intelectuales.
En el universo Picasso, 1937 supone el estallido de la furia que llevaba dosificando desde mediados los años 20. El taller de la Rue des Grands Augustins es su refugio. Marie Thérèse Walter sigue siendo el tierno amor intermitente y Dora Maar el espíritu del Guernica. Picasso se quedó en Francia durante toda la ocupación, lo que dio lugar a la leyenda urbana nunca contrastada por el pintor sobre la autoría del Guernica entre un oficial nazi y Picasso: ¿Usted ha hecho esto? No, yo no. Ustedes lo hicieron.
Después del Guernica
El final de la guerra mundial dejó en la vida de Picasso como en Europa, ruinas y esperanzas. La triste ruina de Dora Maar enloquecida por el abandono de Picasso en 1943, tras iniciar una relación con Françoise Gilot, la única mujer que le trató de tú a tú y que finalmente le abandonó para protegerse en 1953. La Françoise del final de la guerra significará la alegría de vivir recuperada. Con el final de la guerra, mientras comienza la reconstrucción de Europa, Picasso deja atrás para siempre el ciclo de pintura que representó los años del horror y vuelve la mirada hacia los maestros del pasado.
En los primeros años 50 queda atrás y para siempre todo lo que siguió al Guernica, como Mujer llorando, un retrato de Dora Maar, continuación de los bocetos de ‘la mujer sufriente’, en el que la fragmentación geométrica y cromática crea el efecto transmisor de la aflicción. El dulce y maravilloso Maya con muñeca de 1938. De 1939, retratos de la musa discreta, Marie Thérèse acodada, de su madre Marguerite Walter, de su secretario Jaime Sabartés como grande de España, Cabeza de mujer (Dora), el Gato devorando un pájaro, otro testimonio de la brutalidad de la guerra, en el que vierte la furia interior que le devora, Naturaleza muerta con cabeza de toro. De su estancia en Royan en 1940, ahí están el delicioso cromatismo del Café de Royan; Mujer peinándose, (Dora) el retrato con volúmenes estatuarios.
En otoño regresa a París, decide quedarse en Francia desafiando la ocupación nazi, rechazando invitaciones de México y Estados Unidos. Picasso sigue sin abordar directamente el conflicto, emplea metáforas como en La alborada de 1942 en el que la oscura y claustrofóbica habitación simboliza el clima de opresión. El boceto El hombre del cordero para la escultura posterior, es un alegato contra la barbarie humana. Deja constancia de esos días oscuros con obras de dramática belleza: Cabeza de toro sobre la mesa, Naturaleza muerta con cráneo de toro, con las ventanas cubiertas con cortinas negras. Uno de los más dramáticos es la Ventana de taller, interior con ventana que se asoma a los tejados de París, con un radiador y tubería que desciende por la pared, sin calor, imagen de la penuria de la guerra, con impactante ausencia de figuras.
La muerte en campos de concentración de sus amigos Max Jacob en 1944 y Robert Desnos en 1945, fue quizá el desencadenante de su obra maestra de 1945, El osario, en el que repite la monocromía del Guernica y donde quiere reflejar el horror de los campos de exterminio. Se exhibió en el Salón de Otoño de ese año y fue considerado como la culminación de su experiencia con el Guernica. La diferencia es que en El osario a diferencia del Guernica no hay esperanza.
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