Rumbo a Mondiacult 2022: La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible

En la línea del tiempo rumbo a Mondiacult 2022 nos encontramos en 2015 con una resolución muy importante aprobada por Naciones Unidas: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible; y lo es, en primer lugar, porque después del relativo fracaso, por falta de financiación, de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), se intentan alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con un horizonte puesto en el 2030

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Logos de los ODS

En segundo lugar de los diecisiete ODS que contiene la agenda ninguno contempla directamente a la Cultura, lo que suscitará algunas polémicas; y en tercer lugar, porque aún nos quedan ocho años hasta el 2030 para alcanzar los ODS, siendo, por decirlo de alguna manera, la gran causa de nuestra época.

«Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible» es un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que consta de diecisiete ODS y 169 Metas. Los ODS son los siguientes:

  • Objetivo 1. Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo.
  • Objetivo 2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
  • Objetivo 3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades.
  • Objetivo 4. Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos.
  • Objetivo 5. Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
  • Objetivo 6. Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.
  • Objetivo 7. Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos.
  • Objetivo 8. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
  • Objetivo 9. Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
  • Objetivo 10. Reducir la desigualdad en los países y entre ellos.
  • Objetivo 11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
  • Objetivo 12. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
  • Objetivo 13. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
  • Objetivo 14. Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
  • Objetivo 15. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad.
  • Objetivo 16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y construir a todos los niveles instituciones eficaces e inclusivas que rindan cuentas.
  • Objetivo 17. Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible.

Este Plan de acción ha supuesto la movilización y la adaptación de organismos internacionales, gobiernos, administraciones regionales y locales, empresas, organizaciones de la sociedad civil, universidades o instrumentos de seguimiento, como el reciente «Informe sobre Desarrollo Sostenible 2022» editado y difundido por La Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS), capítulo español de Sustainable Development Solutions Network (SDSM) de Naciones Unidas.

Por lo que se refiere a América Latina y Caribe conviene destacar el documento de la Comisión Económica para América Latina y Caribe (CEPAL) titulado «La Agenda 2030 y los ODS. Una oportunidad para América Latina y Caribe» (2019).

Admitida la gran importancia que tiene el cumplimiento de la Agenda 2030 y aunque no exista un ODS específico dedicado a la cultura, se puede intuir que dentro de la misma hay un reconocimiento transversal del papel que tiene la cultura como amplificadora de las políticas sociales, económicas y ambientales y de este modo, como vehículo hacia un desarrollo sostenible.

En este sentido, la introducción del documento hace ya una mención a la diversidad cultural, a la que se pueden agregar referencias a la cultura en el marco de varios ODS, como puso de manifiesto la UNESCO y, en el caso de España, Alfons Martinell Sempere.

Uno de ellos es el ODS 2 (Hambre cero), cuya meta 2.5 aborda la necesidad de promover el acceso a los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales y su distribución equitativa para poner fin al hambre y lograr la seguridad alimentaria.

Otro es el ODS 4 (Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos), cuya meta 4.7 propone que para 2030 todos los alumnos puedan adquirir los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas, mediante la promoción de una cultura de paz y de la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo.

Otros son el ODS 8 (Crecimiento económico y trabajo decente) y el ODS 12 (Producción y consumo responsables). La meta 8,3 sugiere que para fomentar la pequeña y la mediana empresa, hay que apoyar la creatividad, la innovación y el emprendimiento. Las metas 8.9 (Promoción del turismo sostenible) y 12.b (Lograr turismo sostenible) se refieren a la necesidad de elaborar y poner en práctica políticas que promuevan un turismo sostenible mediante la promoción, entre otros, de la cultura y los productos locales.

Y otro es el ODS 11 (ciudades y asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles), cuya meta 11.4 hace referencia a la protección del patrimonio cultural y natural para conservar aquellos bienes materiales e inmateriales que se ven amenazados por el cambio climático, los conflictos sociales y/o las desigualdades económicas.

Precisamente en la línea del tiempo hacia Mondiacult 2022 hay que señalar que en 2016 se celebró en Quito (Ecuador) la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible publicándose la «Nueva Agenda Urbana», que se convierte en la hoja de ruta para orientar el desarrollo urbano sostenible y transformar las ciudades del mundo en los próximos veinte años.

Pues bien, a pesar de no haberse aprobado un ODS para la cultura, no puede negarse la transversalidad de la cultura y la vinculación de la cultura a la Agenda 2030, que reafirmamos: es la gran causa de nuestros días.

Por eso la UNESCO, en la línea del tiempo rumbo a Mondiacult 2022 ha seguido trabajando: Informe «Cultura para la Agenda 2030» (2018), «Indicadores cultura/2030» (2019) y el Foro de Ministros «Cultura y políticas públicas para el desarrollo sostenible» (2019). La COVID-19 forzará otra reunión de Ministros de Cultura (2020) y aparece «Mapas e investigación exhaustiva para evaluar el impacto multidimensional de la pandemia sanitaria en el sector cultural» (2020). Un año antes Naciones Unidas había declarado que 2021 sería el año internacional de la economía creativa para el desarrollo sostenible, lo que también se convertirá en una respuesta a la crisis inducida por la COVID-19.

En el ámbito iberoamericano, la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) han trabajado en el tema que nos ocupa. En la veinte Conferencia de Cultura, en el marco de la veintiséis Cumbre Iberoamericana de Antigua (Guatemala) en 2018, ambas instituciones recibieron el mandato para elaborar una Estrategia Iberoamericana de Cultura y Desarrollo Sostenible, que presentaron en la Cumbre Iberoamericana de Andorra (2020) y que consta de cinco ejes y siete transversalidades.

Ejes: ciudadanía cultural, institucionalidad cultural y la dimensión económica, social y medioambiental de la cultura.

Transversalidades: género; juventud y relaciones intergeneracionales; innovación social; sociedad digital; ciencia, conocimiento y diálogo de saberes; diversidad territorial; y crisis de la COVID-19 y su impacto.

Señalemos también que la SEGIB y la OEI, en alianza con el Fondo para el Desarrollo de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), han puesto en marcha, en febrero de este año, el Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas, con sede en Bolivia, cuyo objetivo es proteger y preservar el patrimonio que representan las lenguas indígenas que se hablan en América Latina, principalmente las que se encuentran en peligro de desaparecer.

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), además de realizar un gran esfuerzo de adaptación, organizó en 2018 el Encuentro Internacional de Patrimonio para el Desarrollo y el II Encuentro Cultura para un Desarrollo Sostenible del Programa Acerca en 2020 y ese mismo año publicó una «Guía para la transversalización de la diversidad cultural».

La labor de Alfons Martinell Sempere en favor del desarrollo sostenible sigue siendo fundamental, dirigiendo y escribiendo varios textos sobre Cultura y Desarrollo Sostenible y la dimensión cultural de la Agenda 2030, editados por la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS). Ahora Martinell cierra el ciclo con el titulado «ODS y sus metas desde la perspectiva cultural. Una lectura transversal», cuyos objetivos son:

  1. Llevar a cabo una valoración sobre como la cultura puede aportar resultados e impactos a una meta específica;
  2. Adaptar las metas a los fines y principios de la dimensión cultural del desarrollo, a pesar de que no citen a la cultura;
  3. Definir y concretar con una formulación propia si se considera que la cultura incide indirectamente en un ODS y en una meta específica;
  4. Posibilitar la evolución de estos procesos de análisis e interpretación hacia la construcción de indicadores específicos en clave de dimensión cultural; y
  5. Evidenciar la doble dimensión de la cultura que aporta y posibilita, de manera transversal, el desarrollo sostenible.

La obra pues, analiza los ODS y sus metas desde la perspectiva cultural, generando todo un catálogo de la posible contribución de la cultura al desarrollo sostenible, con lo que se abre una reflexión importante.

En definitiva, cuando enfilamos la recta final hacia el 2030, no cabe duda que Mondiacult 2022 tendrá que manifestarse al respecto.

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