Secuelas y consecuencias postcovid en la salud mental, postran a enfermos sine die en circunstancias, del todo desconocidas para la comunidad médica, que sigue estudiando cómo abordarla, cómo medicar al paciente y cuáles son las consecuencias de ello.

Decir que el impacto de esta pandemia no ha afectado a la salud mental, es tanto como no decir nada. Según apuntan los doctores Jairo Ramírez-Ortiz, Diego Castro-Quintero, Carmen Lerma-Córdoba, Francisco Yela-Ceballos, Franklin Escobar-Córdoba en su última comunicación acerca de las consecuencias de la pandemia asociadas al aislamiento social y a la propia enfermedad, de las múltiples alteraciones psicológicas asociadas a este escenario, han comprobado que los pacientes presentan trastornos complejos tales como insomnio, ansiedad, depresión y un cuadro parecido al del estrés postraumático.

El aislamiento social, la movilidad restringida, el nulo contacto con los allegados y familiares, la pérdida de la conexión en muchos pueblos pequeños y la incertidumbre durante meses, ha procurado en los pacientes y en las personas sanas también, un estado semejante al del duelo. Esa angustia marcada ineludiblemente por la desmoralización y el desamparo, ha configurado una tristeza sin precedentes que en algunos casos, ha derivado en una depresión.

Si a ello le sumamos los problemas derivados de la economía precaria, la falta de trabajo, de dinero, el cierre de los establecimientos y otras circunstancias asociadas a la pandemia, las personas no pueden, ni han podido remontar ese trastorno de adaptación continuo a lo largo de tantos meses.

De igual forma, sentir que su vida se ha visto amenazada constantemente, bien por haber padecido la COVID-19, bien por tener miedo a ser contagiado, ha hecho que este cuadro depresivo y angustioso, se prolongue en muchos pacientes mayores cuya supervivencia está comprometida, ya por la edad.

Familias vulnerables que no han podido elegir, han presentado un panorama nada halagüeño a pesar de mantener el humor y el amor entre iguales. Personas que han estado solas durante meses, sin más compañía que la del ordenador, el que lo tuviera, y el de los vecinos que se asomaran, arrastran ahora, meses después un cuadro ansiosodepresivo sin precedentes.

En muchos casos, han existido abusos del consumo de fármacos ansiolíticos e hipnóticos así como el alcohol y las drogas para paliar la ansiedad generada por la pandemia. El permanente miedo a contraer la enfermedad en los meses siguientes a ese aislamiento social, permanece en muchas personas que deambulan por las calles con terror y temen contagiarse cada día.

Los efectos psicosociales que una población puede sufrir cuando está expuesta a una pandemia no son iguales si se vive en el campo o en la ciudad; en una localidad pequeña o en una macrourbe. La perspectiva pesimista de la vida se instala en ambos casos con la diferencia abismal de no tener ni aire para respirar porque el encierro es absoluto. En los casos de los pacientes que han residido en el campo, el mero hecho de salir a su jardín y ver el horizonte les ha eclipsado la sensación de encierro y ha mejorado su día a día.

Por otro lado, la estigmatización de los pacientes que si han padecido la COVID-19 ha hecho que amigos y familiares se apartaran de ellos por miedo. De igual forma, las relaciones interpersonales y los contactos íntimos, se han reducido por la misma razón. A posteriori, se ha estudiado que un paciente que tuvo la enfermedad no contagia, cuestión que se desconocía en los primeros meses de la pandemia, hace ya, casi un año.

El incremento del estrés, en muchos casos, ha permanecido en pacientes que lo han tenido por los estudios que verifican que pueden volverse a contagiar con las nuevas cepas y porque ya no tienen anticuerpos, si bien, la inmunidad de pacientes ha sido aumentada si lo han padecido, así como en aquellos que han sido vacunados por la gripe, que también están protegidos en parte.

El impacto psicológico ha supuesto un rebrote de la ansiedad y la angustia en pacientes sensibles a estos escenarios y ha prevalecido el insomnio por la preocupación constante sobre todo en la comunidad médica que ha tenido que lidiar con esta enfermedad y ha visto a sus compañeros fallecer tristemente. Al menos, un cincuenta por ciento de los médicos y personal sanitario, sienten o han sentido miedo y un cuadro depresivo a lo largo de los diez meses de pandemia.

Existen distintas medidas que pueden adoptarse para mejorar el día a día. La ilusión del futuro (aunque éste aún sea incierto); el apoyo de un terapeuta; las actividades lúdicas; el deporte; la relajación; la música; algún hobby, entre otras cosas, pueden ayudarle a vivir los meses siguientes hasta que gracias a la vacunación vayan bajando los datos de mortalidad y los contagios cesen poco a poco. Pequeñas estrategias para afrontar el devenir y que el futuro se dibuje con un mejor panorama, sería un buen comienzo. De ilusión, a veces, también se vive.

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

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