Wifredo Lam: cubano, europeo y universal

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía  ha presentado en Madrid una extraordinaria retrospectiva con más de 250 obras del artista cubano Wifredo Lam que abarca toda su trayectoria profesional. Una exposición que representa el segundo tramo de una itinerancia que comenzó en el Centro Pompidou Museo Nacional de Arte Moderno de París y finalizará en la londinense Tate Modern en enero de 2017.

La fascinante vida de Wifredo Lam está marcada por toda una serie de fechas importantes en el devenir histórico del siglo XX del que fue testigo de excepción. Siempre estuvo donde había que estar para vivir todas las experiencias, traumáticas o no, de ese agitado siglo. Su propia vida está llena de experiencias e influencias que sin duda configuraron tanto las distintas etapas de su arte como de su vida personal.

Wifredo Lam nace el 1902 en Sagua la Grande, hoy provincia de Villa Clara, entonces de Las Villas. Su padre es un chino culto de origen cantonés, su madre mulata, originaria de Congo y padre cimarrón, circunstancia que desde muy pequeño le hace adquirir conciencia de la diversidad racial en el mundo y de los problemas que esto entraña.. Nace en una Cuba recién salida de un dominio geográficamente lejano y entrada en otro geográficamente cercano. Su infancia transcurre entre ritos afrocubanos de origen yoruba y un mar de plantaciones de caña de azúcar gestionadas por compañías norteamericanas.

Su temprana pasión por el dibujo le lleva a los 16 años a la escuela Profesional de Pintura y Escultura San Alejandro de La Habana. A los 21, el ayuntamiento de su ciudad natal le otorga una beca para viajar a España, a finales de 1923. Vive en España de 1923 a 1938, vivencias y experiencias de la dictadura de Primo de Rivera, la II República en 1931, la guerra civil en 1936 y su viaje a Francia en 1938. En su vida personal conoce a su primer amor, Eva. Se casan en 1929, tienen un hijo, Víctor y durante la primera mitad de 1931 pierde a ambos, víctimas de la tuberculosis. Siguen años en los que se mezclan el dolor más profundo, la esperanza, la formación, el trabajo, las primeras exposiciones y el compromiso con la República en 1936.

Son años de definición de su arte, en los que transita por el realismo  de Bailarinas, Chino sentado, los magníficos dibujos de campesinos castellanos, retratos de amigos como el del leonés Anselmo Carretero, paisajes como las casas colgadas de Cuenca, y ese paisaje plano lleno de color cercano a un incipiente surrealismo, (1932) y de pleno surrealismo en Amor y desamor,  las composiciones de 1930 y 1931, en las que se intuyen una Eva ya enferma y una familia que ya se ha perdido; La ventana, con esos colores sugeridores de tantas cosas. Y los de años de guerra, la acuarela Sin título, porque no es necesario ningún título para adentrarse en el asombro y la tristeza de esas mujeres; las aguadas con escenas de la guerra civil, llenos de tragedia y caos; sus autorretratos, con una profunda expresión de sentimientos…

Son años también de fuerte compromiso con la causa republicana, primero como voluntario en el quinto regimiento de Milicias Populares, más tarde en la división de Enrique Líster; es la época de sus carteles antifranquistas. En 1937 está en Barcelona, comprometido con la resistencia republicana y con la vida artística siempre activa. Ahí va a desarrollar una gran actividad pictórica,  ahí es donde produce sus aguadas de gran formato sobre la guerra, dos de ellas presentes en la exposición. Pero los bombardeos sobre Barcelona de marzo de 1938 le deciden a dejar España. Va a Francia, quizá pensando que es un país seguro, con una carta de presentación del pintor y escultor catalán  Manolo Hugué para Picasso.

Tres años, 1938 – 1941, repartidos entre París y Marsella tras la ocupación alemana. Tres años que marcarán una nueva etapa en su pintura tras reencontrarse en el taller de Picasso (el taller del Guernica, en el bulevar de los  Grands Augustins) con sus orígenes africanos en las máscaras y esculturas de la colección del malagueño. Éste le recibe como a un amigo, le presenta al marchante Pierre Loeb, quien inmediatamente se interesa tanto por su obra que le ofrece ayuda económica continuada. También le presenta al escritor y etnólogo Michel Leiris quien le hace de guía y maestro en el recientemente inaugurado Museo del Hombre. Wifredo siempre está entre la tragedia y la buena suerte. En dos años – 1939-1941 – produce la cifra récord de más de ciento cincuenta obras. En París expone en la Galerie Pierre con tanto éxito que el MoMA adquiere su Madre e hijo II. Aún en 1939 expone una serie de aguadas junto a dibujos de Picasso en la Perls Galleries. En este otro año crucial en su vida forma pareja con la alemana Helena Holzer a quien había conocido en sus últimas semanas en Barcelona, una relación que se prolongará hasta 1950 y con la que vive los años decisivos de su evolución como artista.

Tras la ocupación de París, Wifredo Lam logra escapar a Marsella donde se reúne con André Bréton y otros artistas, participa en la elaboración del tarot surrealista El juego de Marsella. Bréton le invita a ilustrar el poema Fata Morgana, pero el librito no pasa la censura del gobierno colaboracionista de Vichy, tiene que esperar. Son solo ocho meses los que pasa en Marsella, donde trabaja intensamente en obra gráfica, esperando poder embarcar rumbo al nuevo continente. Por fin, el 24 de marzo de 1941, embarcan en un viejo carguero un grupo de amigos: Wifredo Lam, Helena Holzer, André Bréton, Claude Lévi-Strauss, Víctor Serge, Anna Seghers. Es el fin de otra etapa.

Una de las cosas más relevantes de esta exposición, es la colección de fotografías, recortes de prensa, carteles de exposiciones, etc., que revelan los aspectos íntimos de la vida personal del artista. Sus familias, mujeres e hijos, sus amigos y colaboradores, que tanto ayudan a conocer su vida y a comprender las distintas etapas de su obra, los porqués de su evolución artística, es decir van más allá del personaje, completan su persona.  Esto unido a la proyección de los films inéditos de la familia Lam, ya que Wifredo fue un entusiasta de los progresos técnicos audiovisuales y siempre estuvo equipado con lo mejor que se producía en cámaras, desde 1946 con su Bell & Howell de 16 mm. Nueva York, Francia, Alemania años 50, Venecia, Cuba, Albissola años 60 y a partir de los 70 los viajes de la familia Lam por Egipto, India, Nepal, Ceilán, Grecia, Tailandia, Birmania, el Cabo Norte noruego y Kenia. Cortesía de su hijo mayor Eskil Lam.

En la exposición, la sección París – Marsella se inicia con los cuadros de influencia africana a partir de su llegada a París en 1938. Una producción que podría clasificarse como primitivismo moderno, lineal y en cierto modo hierática, con matices geométricos y reducción de color salvo excepciones. Varios Sin título de mujeres, El despertar I, Muchacha sobre fondo verde claro, Madre e hijo II, (comprado por el MoMA) La familia, la preciosa Figura de mujer con vivos colores y sugerencias de maternidad. Autorretrato como máscara africana y el Desnudo acostado, la Muchacha sobre fondo verde oscuro y el Reposo de la modelo. Hay algunos leves matices cubistas, pero la figuración es perfecta. Completan la sección la interesantísima colección gráfica de los Cuadernos de Marsella, dibujos colectivos y la ilustración para Fata Morgana.

En este punto Wifredo Lam no solo se ha consolidado como gran artista, sino que aún integrándose en el arte europeo, ha asumido quién es él realmente y lo expresa en esa amplia presencia de la negritud de sus orígenes, en ese auténtico homenaje en reconocimiento a sus raíces. En él se funden lo africano en su manifestación artística y lo europeo en su modo de representación. Oriente y occidente, el viejo y el nuevo mundo.

Cuba y las Américas
(1941 – 1952)

En esa sucesión de dramas y experiencias que forjan su vida, llega a Cuba sin ilusión, sabe que va a encontrarse con una sociedad oprimida en la que está vigente la esclavitud. Pronto se relaciona con Lydia Cabrera, investigadora de la cultura afrocubana quien va a introducirle en el mundo artístico de la isla. Por otra parte Bretón en Estados Unidos, promete organizarle alguna exposición. En el verano de 1942, el director del MoMA visita su estudio en La Habana y le compra El hombre caballo. El 15 de noviembre de 1942 se inaugura en Nueva York su primera individual en la Galería Pierre Matisse. Será la primera de seis exposiciones en esa galería a lo largo de esta etapa. En la segunda, en 1944, expone el cuadro que va a marcar un hito en la trayectoria de Lam, La Jungla (1943). En él se evoca un universo de ritmo y libertad, como describe Pierre Mabille en la revista Tropiques enero de 1945,  “en el que los árboles, las flores, los frutos y los espíritus cohabitan en la danza. Es una jungla en la que eclosiona la vida omnipresente, libre, peligrosa, surgida de la vegetación exuberante, preparada para cualquier mezcla y transmutación, cualquier posesión…en contraposición a esa jungla siniestra en la que un Führer contempla la marcha de las cohortes organizadas dispuestas a aniquilarse…”

En 1944 se casa con Helena Holzer, un año más tarde expone en el Centro de Arte de Puerto Príncipe, Haití y en 1946 pasa varios meses en esa isla invitado por Pierre Mabille, agregado cultural francés, médico, ensayista y etnólogo. Guiados por él, Lam y Bréton reciben un baño de cultura vudú,  se organizan tres exposiciones desde noviembre de 1945 a marzo de 1946, dos en Haití y la tercera en París. Regresa y expone por primera vez en La Habana, viaja a Nueva York, a Londres, Cannes y París. Su amigo el poeta Aimée Césaire lo ensalza en un artículo, “El gran perturbador, el primero que ha sabido aclamar la libertad en las Antillas”.Hasta el final de este periodo expone en Estados Unidos, Suecia, Bélgica, Inglaterra, Francia y Japón. Una vez más el espacio geográfico y su cultura configuran la temática, el estilo y el cromatismo de sus obras, no pocas de las cuales tienen reminiscencias picassianas en su composición.

Muy al estilo picassiano el final de la etapa lo marca su divorcio de Helena Holzer en mayo de 1951.

En la exposición del Reina Sofía  está magníficamente plasmada esta etapa, (1943-1950) sin duda la de consolidación de su fama. Entre otras obras son verdaderos hitos Estudio para La Jungla, – lamentablemente La Jungla que sí estuvo en la muestra del Centro Pompidou, no está en la de Madrid, porque el MoMA no podía prestarla por más tiempo- las representaciones de deidades animistas, como Anamu, El sombrío Malembo, dios de la encrucijada, otra obra maestra comparable a La Jungla, Altar para Elegua, Altar para Yemaya, La luz de la jungla, El desfile antillano, Canaïma, El presente eterno, La boda, Pasos miméticos, Punto de partida, otra obra maestra absoluta, Umbral , los dos Tótem para la luna y la impresionante El rumor de la tierra. Hay mucho más en esta parte muy extensa de la exposición, entre óleos, acuarelas, cuadernos de dibujo, dibujos a tinta sobre papel, grafito sobre papel, soporte favorito de Lam a lo largo de su vida.

resized_wifredo-lam-a-tres-centimetros-de-la-tierra Wifredo Lam: cubano, europeo y universal

Hay tres secciones más,  representativas de las etapas 1952-1960, 1961-1970 y 1971-1982.  El golpe de estado de Fulgencio Batista en marzo de 1952 decide el regreso de Lam a Europa, a París a finales de agosto, donde se reencuentra con sus amigos surrealistas y disidentes del surrealismo. En 1954 descubre en Italia un paraíso en la costa ligur, Albissola, que marcará el principio de su interés por la cerámica y de esta larga etapa hasta el final de su vida. En 1955 viaja a  La Habana y a Caracas para presentar sendas exposiciones. (la de La Habana clausurada por la policía antes de su término) Regresa a París y en junio de 1956 conoce a la que será la mujer definitiva en su vida y madre de sus hijos, la joven artista sueca Lou Laurin. Pasa la primavera de 1957 viajando por Cuba, Venezuela, Colombia y Brasil, en los tres últimos ampliando sus experiencias ejerciendo de buscador de oro y piedras preciosas. Regresa a Europa y pasa el verano en Albissola, pero a finales de otoño viaja a México con Lou donde residen hasta febrero de 1958. Vuelven a Cuba donde ya resuenan aires revolucionarios, después Nueva York y verano en Albissola trabajando en cerámicas. 1959 y 60  es el triunfo de la revolución cubana y allí está Lam, de nuevo como testigo de excepción de la historia, que plasma en obras maestras como La Sierra Maestra, Los albores de la madrugada y Cerca de las Islas Vírgenes en 1959 y Gran Composición II en 1960. El 21 de noviembre de ese año se casa con Lou Laurin en Manhattan.

La década de los 60 es la época gloriosa de la revolución cubana, de la que Lam es protagonista como artista, activista, conferenciante…intelectuales anticapitalistas del mundo acuden a La Habana. Es también la década del asiento definitivo europeo en Albissola, alternado con grandes viajes de promoción y de recreo con su familia. En la década siguiente, hasta 1978 en que sufre un ataque de parálisis, se dedica intensamente a la producción de cerámica en su estudio de Albissola, que para él no es una actividad accesoria, como la pintura es una manifestación de su mundo.

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En 1982 la Galería Pierre Matisse de París celebra una exposición de su obra temprana. Wifredo Lam se traslada a París y ahí le sorprende la muerte el 11 de septiembre de 1982. Funeral en el cementerio Père Lachaise. Sus cenizas se trasladan a Cuba y finalmente reposan en el cementerio Colón, en la parte destinada a los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

La magnífica retrospectiva del Reina Sofía ha seguido paso a paso la vida personal y artística de este pintor, sin duda el testigo más completo de los avatares del siglo XX en dos continentes. El mejor testimonio de su fascinante vida es su obra, hasta mediados de agosto en Madrid.

Algunos hitos de sus tres últimas décadas en la exposición son, La maleza, (1958) fantástica muestra de expresionismo abstracto; magnífica la serie de ocho aguafuertes de 1969; obras maestras Al final de la noche y Los Abalochas bailan para Dhambala (1969, 1970). Y las cerámicas expuestas, de una fuerza y belleza extraordinarias, siempre expresión de los mundos de Lam: Prehistoria, Frutos de rebelión, Pez torpedo, Los dos cuchillos, Jarrón I y II. Nunca hubo para él un reposo del guerrero, estuvo activo hasta sus últimos días, como muestra la serie de grabados que cierra la exposición y su último viaje a París.

Ficha de la Exposición:

  • Título Wifredo Lam
  • Sede: Museo Reina Sofía. Edificio Sabatini 1ª planta. Madrid
  • Fechas: 5 de abril a 15 de agosto 2016.
  • Organización: Centre Pompidou, Musèe National d’Art Moderne. París en colaboración con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Tate Modern de Londres.
  • Comisarios: Cathérine David (Centro Pompidou) y Manuel Borja-Villel, Director del MNCARS.
  • Itinerancia: Centro Pompidou, 30/09/15 a 15/02/16.
  • MNCARS 6 de abril a 15 de agosto 2016
  • Tate Modern 14 septiembre 2016 a 8 enero 2017.
Teresa Fernandez Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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