Pintores de Francia, Italia y España dedicaron gran parte de su obra al paisaje del Mediterráneo
El Mediterráneo, con su luz y sus paisajes, con sus colores puros, su naturaleza exuberante y sus contrastes, fue un escenario privilegiado para que algunos pintores expresaran en sus lienzos toda la potencia de su arte.
En los años de tránsito entre los siglos XIX y XX sus costas eran un reducto de paz y de sosiego y un escenario en el que se equilibraban el clasicismo y la modernidad.
La Fundación Mapfre expone ahora en Madrid la obra de aquellos grandes pintores que decidieron hacer del Mediterráneo el objeto de su creación artística.
España, Francia e Italia fueron fundamentales para servir de escenario a aquellos artistas y por eso estos tres países conforman el hilo conductor de esta exposición que recoge las obras que tienen como tema central el Mediterráneo.
España
España fue para estos artistas un escenario para su obra pero también un espacio para recoger en los cuadros los nuevos placeres que ofrecían las costas del Mediterráneo: la playa como lugar de ocio y disfrute, el baño y los juegos, el sol. Pero los pintores encontraron también temas para sus cuadros en los paisajes tranquilos y en los espacios habitados por gentes de vida sencilla.
Para los españoles, Valencia fue un referente destacado. Ignacio Pinazo fue el primero en retratar aquí la cotidianeidad de los pobladores de las costas y las actividades del primer turismo, vinculado a la naciente burguesía, y proponer los paisajes de playa como su escenario vital en obras como “Día de fiesta”, “En la playa” o “Marina”.
El más conocido, Joaquín Sorolla, convirtió estos escenarios marinos en el eje fundamental de su obra. Los paisajes de “Rocas de Jávea y bote blanco”, “Al agua” y “Clotilde y Elena en las rocas” están llenos de una luz a través de la cual sus personajes manifiestan la alegría de los placeres de la playa y el sol.
Los artistas catalanes del noucentisme, por su parte, como Joaquim Sunyer y Joaquín Torres-García, convirtieron la figura femenina en protagonista de sus cuadros mediterráneos, una mujer a la que identifican con la naturaleza.
Un primer Dalí se unió a esta tendencia con “Bañistas de Es LLaner”. En Mallorca, Joaquim Mir registró zonas rocosas y escarpadas de la costa, como en “Torrente de Pareis”, mientras Anglada Camarasa pintaba escenas marinas de colores violentos.
Francia e Italia
El gran descubrimiento de los artistas franceses de aquellos años fue la costa mediterránea de su país, hasta entonces inédita. Los escritores viajeros a Provenza y al Midi (sur de Francia), como Guy de Maupassant o George Sand, habían elogiado en sus obras la belleza de los paisajes y la luz mediterránea, pero también las ventajas de la vida retirada, donde el tiempo estaba detenido. Claude Monet ya había pintado “El Mediterráneo” en Cap d’Antibes en 1888, y en 1901 Picasso “La bahía”.
Los pintores franceses y los artistas que residían en París acudieron al Mediterráneo para reflejar en sus cuadros estas primeras referencias literarias y pictóricas hasta formar un gigantesco taller al aire libre (los talleres del Midi) integrado por Cézanne, Van Gogh, Matisse, Picasso, Renoir, Monet, Signac… muchos de los cuales decidieron instalar su residencia definitiva en aquellos parajes.
En esta exposición se muestran los resultados de aquella experiencia: “Paisaje en L’Estaque” (Braque) “La terraza soleada” (Bonnard), “Les Colletes” (Renoir), “Las caravanas. Campamento gitano cerca de Arlés” (Van Gogh).
Influidos por las tendencias que fomentaban el encuentro entre la modernidad y la recuperación de la historia y del pasado mítico, los artistas italianos (Carrá, Campigli, De Chirico) promovieron una vuelta al clasicismo con tratamientos modernistas en los que aparecen las ruinas de su civilización cultural.
Matisse y Picasso
La última sala de esta exposición está dedicada a las obras “mediterráneas” de Matisse y Picasso. El primero se trasladó a Saint-Tropez en el verano de 1904 y más tarde a Colliure y a Niza, donde se instaló definitivamente. Entre sus obras de estos años figuran aquí la puntillista “Figura con sombrilla” y “La alegría de vivir”, donde manifiesta su satisfacción por el reencuentro con la naturaleza a través de la exuberancia y la tradición de las pastorales.
Picasso, por su parte, acudió a la Costa Azul en los años veinte y treinta y desde allí cambió los motivos de su pintura. En su casa-taller La Californie, que compró en 1955, desarrolló un incesante trabajo centrado sobre todo en la figura femenina y en lo que bautizó como “paisajes interiores”, motivos que ve desde su ventana, como “Los pichones”, o aprovechando la luz que entra a través de ella.
Después de abandonar La Californie, desde el Château Vauvernargues y más tarde desde su finca de Notre-Dame-de-Vie, vuelve a sus raíces mediterráneas de Málaga y Barcelona.
- TÍTULO. Redescubriendo el Mediterráneo
- LUGAR. Fundación Mapfre. Paseo de Recoletos
- FECHA. Hasta el 13 de enero