La escritora Maria Dueñas surge al mundo literario con su novela “El Tiempo entre costuras”, que se convierte inmediatamente en best seller y es traducida a 35 idiomas, además de adaptarse a la televisión.
Un fenómeno editorial de proporciones que la lleva a publicar en 2012, “Misión Olvido” y en 2017 “La Templanza” en edición Alfaguara. Doctora en Filología inglesa, dedicada a la enseñanza académica por varias décadas, no deja de sorprenderse de su exitosa carrera de escritora.
Sencilla y feliz nos concede una entrevista después de una larga jornada en la Feria del libro de Miami donde, además de ofrecer una conferencia sobre su obra, firmó libros y se sacó fotos con un público diverso y entusiasta.
Le preguntamos sobre su decisión de escribir, de ser narradora literaria.
María Dueñas: Me hice escritora porque tenía tiempo para mi, ya que la vida doméstica, la casa y los niños no me requerían tantas exigencias y mi trabajo académico estaba encaminado.
Adriana Bianco: Para mi, escribes porque amas la palabra, como buena filóloga, tienes obsesión por el lenguaje, por la plurisemántica y es la lengua la que te mueve a escribir, es tu loco amor por la palabra…
Nos reimos e insisto: Qué es la literatura para Maria Dueñas?
MD: La literatura es como una ventana al mundo y a través de ella puedo ver de todo, paisajes, la condición humana, culturas, podemos encontrar de todo, con la amplitud que la visión nos permita.
AB: Y por qué elegiste estudiar filología y no hacer literatura de entrada?
MD: Me gustaba trabajar con la lengua, la gramática, la sintáxis, la fonética, me gustaban las palabras, las frases y sus combinaciones y me gustaba también la literatura. Cuando empecé a estudiar mi interés era paralelo entre la literatura y la filología pero al final, mi campo de especialización me inclinó a la Linguística. Es algo más científico, más técnico.
AB: Cuál es tu método de trabajo para escribir?
MD: He trabajado muchos años dentro del área de la Linguística aplicada, He trabajado con Diseño curricular, programaciones de materiales, algo muy estructurado con una serie de objetivos a largo y corto plazo, de estrategias y de herramientas que pones en uso. La Filología influyó mucho en mis hábitos para escribir, me dio mucha disciplina. De cierta manera, todo el bagaje académico lo he transferido y lo aplico ahora al escribir, Programo, planifico, estructuro y me planteo la novela del principio al fin. También me concedo un margen bastante amplio de creatividad. No quiere decir que lo que determine antes de escribir lo cumpla al milímetro, pueden aparecen personajes secundarios, o situaciones, escenas y estoy abierta, pero hay una espina dorsal que sigo y puedo admitir algun cambio, pero soy tenaz en mis objetivos.
AB: Tu no eres una escritora innovativa, revolucionaria, contestataria, eres una narradora tradicional, pero eres una orfebre de la lengua, la precisión del vocablo, el parágrafo claro, la sintáxis correcta, la palabra justa de acuerdo a la época, los sinónimos, el lujo verbal…
MD: Gracias, me encanta que me lo digas…. (risas). Cierto, no he revolucionado en literatura ni es mi intención. Pero con la lengua me esfuerzo en el cuidado. Cada uno de nosotros tiene sus modismos, somos distintos, así es la vida y deseo trasladar eso a las novelas, no hablamos todos igual, cada uno habla distinto, el medio social, la formación académica, los niveles.
Quiero darle a la novela esa riqueza lingüística, busco expertos que me asesoren con los términos justos, y me preocupo para que todos puedan entender lo que escribo. Si hablas con excesivos localismos puede que no te comprendan. En “LaTemplaza”, por ejemplo, en México, uso la palabra “charola” pero luego uso “bandeja”, para que se comprenda. No conocía Mexico, por eso me asesoré.
El español es tan rico, tan amplio en vocabulario, tan variado y tan sabroso en cada región, la particularidad de nombrar las cosas con sus modismos. No es lo mismo el habla de Cuba con los diminutivos, que la lengua de México, allí está mi faceta académica como lingüista. Cada país o región tiene olores propios, México huela a frutas y tierra, Cuba a mar y trópico, Jerez a vinos, y éso también lo traspaso al lenguaje. Las diferencias y diversidades trato de traducirlas en mi narración.
AB: Como observas el panorama de la literatura actual, hay mucha novela con receta, temas tratados muy superficialmente, estuvo de moda la novela erótica…
MD: Bueno, son tendencias, modas, cuando yo publiqué mi primera novela, iba contracorriente porque era la época de la “novela Nórdica”, con mucha sangre, violencia, y fría. Mi libro “El tiempo entre costuras”, nada que ver con lo frío o violento, sucede en Marruecos, es una historia simple… por fortuna las modas nunca quedan. Hubo amenanzas de todo tipo: que si lo electrónico iba a acabar con la novela, que nada de historias largas, mejor concentradas en unos cuantos caracteres, y ya ves… la verdad es que las buenas historias sobreviven, independientemente de las páginas… “La Templanza” tiene quinientas y tanta páginas.
AB: Nos reímos. Casi un novelón de caballería…volvemos a reirnos. Ataco de nuevo y le pregunto si la historia de “La Templanza” esta basada en la vida de su padre. Me contesta que no, se ríe y me explica:
MD: Dedico el libro a mi padre porque mi padre trabajó en minas…. mi abuelo también trabajó siempre en minas, fue gerente de administración de una gran mina, y mi padre estuvo vinculado a las minas aunque nunca, ninguno de los dos, fueron mineros, pero conocían mucho, en mi casa siempre ha habido libros de minas. No, no es la vida de mi padre…
AB: El personaje Mauro Larrea de donde viene?
MD: Tomé el formato del indiano y luego lo amase a mi manera, pero no hay nadie en concreto detrás de mi personaje. Tampoco con los otros personajes. No tomo de la vida real, son como prototipos humanos a los que luego les voy añadiendo características, como capas distintas, no construyo sobre base de individuos concretos, ni fijándome en individuos reales, más bien, conociendo la condición humana los voy escribiendo…
AB: Tu primer novela se hizo serie televisiva y ahora “La Templanza” se adaptará a televisión. Háblame de esa relación…
MD: No intento hacer guiones televisivos cuando escribo o pensar en la televisión. No quiero, sobre todo ahora que estamos tan contagiados de la cultura audiovisual. Puede que algo se traslade a la historia pero no tengo esa intención. Me pongo en la trama de la novela, y me concentro en eso. Cuando trabajaban en el guión de la serie televisiva hubo que rehacer situaciones pero era labor de ellos, yo no intervine.
AB: En este mundo de la comercialización de la literatura, te conviertes en best seller y entonces cómo te sientes
MB: Bueno, muy bien y con mucho agradecimiento al público porque sin lectores nos quedaríamos con los libros en los cajones, el éxito es el resultado de la aceptación de los lectores y eso es muy gratificante.
AB: ¿Cuáles son los proyectos futuros? ¿Otra novela?
MD: Una novela sobre inmigración, sobre inmigrantes españoles en Nueva York, en los años 30. En España se cree que toda la migración transoceánica fue a Cuba, Argentina, después con el exilio, a México, pero no tenemos presente que llegaron muchos españoles a Estados Unidos, a Nueva York y sobre ese tema quiero escribir.