En español: Sino y si no

A pesar del creciente interés por mejorar el lenguaje oral y escrito, hay casos de confusiones sobre los que siempre es necesario insistir, aunque sea nadar contra la corriente, en función de contribuir con la disipación de las dudas.

En los actuales momentos se ha vuelto muy frecuente el empleo de “osea” en vez de “o sea”, que es la forma correcta cuando en el texto es necesario introducir explicaciones. Sobre este tema ya he dedicado un artículo en esta sección, y en conversaciones informales sobre asuntos gramaticales y lingüísticos he hecho hincapié en que lo lamentable de todo eso es que los responsables de tales deslices son personas que medianamente manejan bien el lenguaje que emplean. En donde más abundan esos despropósitos es en las redes sociales, utilizadas de manera muy libérrima, sin tomar en cuenta el daño que le hacen a la unidad lingüística del idioma español.

Otra de las dudas frecuentes es la confusión entre la conjunción adversativa sino y la locución condicional si no. Hace ya varios años me referí a este asunto, y hoy vuelvo sobre él, habida cuenta de las veces en que a esas formas se las utiliza de manera incorrecta, sobre todo en el ámbito periodístico, que es mi ocupación habitual.

Muy pocos redactores se han percatado de que “sino” y “si no”  tienen valor distinto. Téngase en cuenta que “sino” es una sola palabra de entonación grave, y por supuesto lleva la mayor fuerza de voz (acento) en la penúltima sílaba. No se le marca porque termina en vocal. Su función es la de unir dos elementos en los que existe contraposición o contrariedad: “Yo no quiero esos zapatos, sino aquellos”. En el ejemplo hay dos frases autónomas: una negativa y otra positiva. Se advierte oposición o adversidad, que son enlazadas mediante la conjunción sino, que además permite la construcción de una frase elíptica, mediante la cual se suprimen elementos que no son indispensables para comprender el sentido de lo que se desea expresar.

La locución condicional si no se usa para indicar que se requiere una condición para algo: “Si no me invitas a almorzar, no iré estudiar contigo”. Significa que la condición  para que no vaya a estudiar contigo, es que no me invites a almorzar. El mismo sentido también puede expresarse de forma afirmativa: “Si me invitas a almorzar, iré a estudiar contigo”. Aquí la partícula condicional, si, equivale a la locución condicional si no, en la construcción negativa. Se debe tener presente que “si no” está compuesta por dos palabras, que al pronunciarlas sin pausa, dan origen a una de entonación aguda (si nó).

Muchos son los ejemplos con los que se puede adquirir facilidad en el empleo de sino y si no de forma adecuada; pero estos, tomados del lenguaje periodístico y de textos de otra naturaleza, en los que “sino” y “si no” se han vuelto un vicio casi indesarraigable, pueden ser muy útiles para escribir con claridad y precisión, siempre que se los atienda con interés: “Él no trabaja sino descansa”; “El no trabaja si no descansa”. Son dos frases parecidas; pero tienen significados distintos. La primera indica que alguien no está trabajando, y que en lugar de ello está descansando”. En la segunda se señala que, para que alguien no trabaje, es condición que no descanse, o para que trabaje, es condición que descanse. También están estos ejemplos, más sencillos aun: “No come, sino trabaja (en lugar de comer, trabaja)”; “No come si no trabaja (no come en el caso de que no trabaje).

A todas esas, es prudente recalcar que son incorrectas las construcciones siguientes: “No hagas nada sino te quiebro (le diría un atracador a un transeúnte)”; “Sino se actúa con prontitud, las consecuencias pueden ser peores”; “Hay problemas de transporte, y sino pasa algún conocido que se apiade de ellos, muchos son los que llegan tarde a sus lugares de trabajo”. En todas debió escribirse si no; pero por descuido y aun por desconocimiento, se usó la forma incorrecta. La confusión es favorecida por el hecho de que cuando alguien escribe “sino”, el procesador de palabras se la cambia por “si no” y viceversa. Por eso hay que tener mucho cuidado.                                       

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

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