Dedicado a mis conciudadanos que estos días han desfilado, como un servidor, por la Comisaría de Policía a denunciar robos en sus casas. Ánimo, dentro de la desgracia hay que ver lo positivo: ¡si estamos aquí es que seguimos vivos!
Que el Altísimo guíe los pasos de la Policía Científica, confunda y atribule a los malvados y nos guarde a los sufridos, esquilmados contribuyentes, especialmente a los que vivimos aquí en Dénia en el Montgó profundo, más cerca del Parque Natural y la Luna vieja que del alumbrado público y la seguridad ciudadana.
‘No passa ná’, la vida sigue. Una temporada de duelos y quebrantos con más recortes, vino de mesa y hala, a ir reponiendo botín para el nuevo golpe que vayan a asestarnos los siguientes desalmados…
“Suspirar es llevar oxígeno a los recuerdos más profundos”, tengo anotado en uno de mis blocs de notas. Falta hace, vaya que si hace falta, cuando llegas a casa (el pasado viernes 28, después de la Cata de Vinos de Alicante) y te encuentras con que unos malparidos te han dejado la casa patas p’arriba llevándose muchos objetos que más que material tenían un impagable, irremplazable valor sentimental. Total, para que en el, para ellos, peor de los escenarios posibles, vayan a la cárcel en régimen de pensión completa a tu costa como contribuyente, más un dinero fijo de bolsillo sin hacer nada y un sueldo en el caso de que quieran trabajar unas horas…
Ufff…
Suspirar. Oxígeno. Recuerdos. Toca sobreponerse. Venga. “En la victoria lo merecemos, en la derrota lo necesitamos”, dijo del vino Napoleón. De modo y manera que esta semana toca hacer de la necesidad virtud, por lo que, dicho y hecho, nada mejor que sacar a la palestra las tres botellas de vino de mesa Consum que había comprado días atrás para ver si me venía la inspiración para dedicar un artículo al “vino barato”, común o de mesa.
Cuando Julio César dijo la famosa sentencia Beati Hispani quibus bibere vivere est obviamente no se refería a que nuestros felices antepasados celtíberos, para quienes beber era sinónimo de vivir, fuesen unos caprichosos consumidores de vinos gran reserva. Bien al contrario, lo que bebían era vino común, el mismo tipo de vino que hoy, dos mil años de evolución tecnológica y cultural del vino después, se conoce como vino común, “de litro” o “vino barato”.
Un respeto al vino corriente, esos vinos jóvenes sin pedigrí ni etiqueta que expresan la virtud de la juventud, pero no podemos olvidar uno también joven, aunque en regresión, que representa el mayor volumen de consumo. Es el vino común o “de litro”, que es algo así como los retales del vino, hecho a base de mezclas de cosechas, regiones vinícolas, variedades de uva e incluso tipos de vino. Un vino que solo los más impenitentes devotos del fruto de la vid nos resistimos a refrescar -“adulterar”- con gaseosa.
En el pecado de haber pasado de la teta a la cocacola -en vez de de la teta a la bota o al porrón- llevan tantos y tantos jóvenes la penitencia de estar vírgenes de vino. Lo peor, cada vez son más los que pierden la virginidad cometiendo el sacrilegio de adulterar el vino con bebida de cola. Es el calimocho.
Por cierto, días atrás saltó la noticia de un astuto bodeguero francés que se atribuye la idea de lanzar al mercado ni más ni menos que “el primer vino con sabor a cola del mundo”. Con la nueva bebida “innovadora”, bautizada como Rouge Sucette, informan estos días los blogs del vino, la empresa francesa Famille Haussmann pretende captar la atención de los jóvenes que no están acostumbrados a beber vino. Mucho tienen que discurrir los asesores de mercadotecnia para vender como “original” una fórmula que recuerda al calimocho como una gota de vino y una burbuja de cola: “agua, saborizantes de cola y un 75% de vino”.
¿Y el Vino Blanco, Rosado y Tinto Consum? Con las tres flamantes botellas de taparrosca de 1 litro sin abrir ante mí al lado de la pantalla del ordenador, leo que los tres caldos tienen 11º, temperaturas de consumo recomendadas de 8-10º, 10-12º y 14-16º respectivamente, me costaron 1,19 euros cada botella -precio rebajado en un 4% del original de 1,25 euros- y, dado que son botellas de 1 litro, pues tenemos 8 copas por 3 botellas igual a 24 copas de vino. De donde 3,57 euros en total entre 24 copas igual a 15 céntimos en cifras redondas la copa. Un hoy precio razonable; hace algunos años eran veinticinco antiguas pesetas o cinco duros, mucha tela para un chato de vino…
No alcanzan las 24 copas para convidar a los cuarenta y pico colegas de los Huertos Urbanos de Dénia, comensales de la paella que degustaremos hoy jueves, 132 horas después del desvalijamiento del viernes pasado. Pero con unas arteras cañas que el mañoso de mi instructor hortícola Miguel ajuste a la boca de las botellas, podremos pasar unas rondas para beberlo a morro. En el caso de un servidor, espero que sin mancharme, que para algo Miguel, Salvador, Julián, Ximo “y compañía” son profesionales y buena gente que enseña al que no sabe.
Ya les contaré qué tal.
………
38. Naranjas Azules Garnacha 2013
37. Marqués de Riscal Rueda Verdejo 2013
36. Mauro Cosecha 2011
35. Juve & Camps Xarel.lo Essential
34. Elogio del terruño
33. Vinos alemanes (en tres actos)
32. Francis Coppola
31. La Tremenda
30. El Paraguas Atlántico
29. Tinto Pesquera
28. Cune
27. Montecastro
26. Tiempo de vendimia
25. Mara Martín
24. Casta Diva Cosecha Miel
23. Castillo de Liria
22. Dinastía Vivanco (y 2)
21. Dinastía Vivanco (1)
20. Señorío de Rubiós (tinto)
19. Señorío de Rubiós (blanco)
18. Valduero
17. Arnalte
16. Viña Meín
15. Vino de mesa Consum
14. Pago de Tharsys (y 2)
13. Pago de Tharsys (1)
12. House of Mandela
11. Pétrus 1990
10. Marqués de Griñón Syrah 2000
9. Trapiche Gran Medalla Malbec 2008
8. Vinos de la Alsacia (y 2)
7. Vinos de la Alsacia (1)
6.. Vinos de Madrid
5. Bodegas Xaló
4. Raúl Pérez (‘El pecado’)
3. Luis Cañas
2. Vega Sicilia
1. Oremus
Ruido de buen vino