La vuelta al mundo en 80 vinos/20. Señorío de Rubiós (tinto)

Pues no, Mariano Rajoy acabó compareciendo y nos dejó (des)compuestos. #findelacita. Ya que no hubo anuncio de alguna mínima alegría del gobierno, como un simbólico puntito de actualización de las pensiones para algo maquillar los muchos puntos de aumento de la luz, el agua y la cesta de la compra, uno esperaba que al menos se dejase ver el pasado domingo por el Paseo da Calzada en Cambados, donde se encontraban las casetas del vino en la Festa do Albariño.

No fue así. Probablemente la culpa haya sido del fallo del concurso de camisetas de la Fiesta del Albariño organizado por la asociación de comerciantes Cambados Zona Centro. Cabe que el presidente Rajoy pudiera haber hecho incluso entrega del primer premio a Os Cruzaos, ganadores del primer premio a la camiseta que presentaron con el lema «Quen sería o burro que crucificou ó que convertía a auga en viño«. Pero más le habrá agradado sin duda el lema del segundo premio, de la Peña Amigos para Sempre: «Brindemos por ver a luz ó final do túnel«. El lema del tercer premio, en cambio, de la autoría de Os de Sempre, llovía sobre mojado tras su comparecencia en el Senado: «BAR Cenas: Albariño e Tapas«. #findelacita.

Mejor no preguntarse por cuántas decenas o cientos de veces multiplican sus sueldos la directora del fondo Monetario Internacional o el comisario económico de la Unión Europea, tan empecinados en rebajarnos un 10% más salarios y pensiones a los españoles. Con esto de que Rajoy sea el virrey del plasma pero Herr Merkel la propietaria del mando, ya se sabe: a verlas venir, ajo y agua, ni pensar en ponernos malitos y hala, a resistir a base de sopas y vino…

Unos vinos tintos muy singulares, los Señorío de Rubiós de Bodegas Coto Redondo en As Neves, Pontevedra, me han traído a la lejana memoria -eso sí, mejorando muy mucho la calidad- el vino tinto que las madres de los niños gallegos de los años cincuenta nos daban calentito con bien de azúcar en la taza de caolín blanco del otro caldo, el gallego. Camino de sus 99 años, mi madre sigue firmemente convencida de que no había remedio mejor para los resfriados invernales. Su hijo, un servidor, tiene la misma opinión que sobre las meigas: Crer non creo, pero habelas, haynas.

Uno de los grandes mitos del Albariño es que no es una zona vitivinícola ni una Denominación de Origen, sino simplemente una variedad de uva. O sea, que en la D.O. Rías Baixas hay más variedades, y no solo blancas. A ver, sino, cómo diantres podía haberse escenificado el pasado domingo en Catoira la batalla entre lugareños y bárbaros si en la recreación de la batalla el vino relevando a la sangre que unos a otros se lanzan con los cuernos de sus cascos fuese blanco. Tiene que ser por fuerza tinto. Y lo es, porque haberlo, haylo.

Señoras y señores, españoles todos, en la media docena de variedades autóctonas de uva tinta con que está elaborado el muy recomendable Señorío de Rubiós Tinto Condado Rías Baixas 2012, los bodegueros de Adegas Coto Redondo todavía se permiten el lujo de sustituir la Loureira tinta por la Pedral, a lado de las Sousón, Mencía, Espadeiro, Caíño tinto y Brancellao.

Nada que ver con la leyenda urbana de los tintos agrestes y peleones de garrafón. Estamos ante un muy señor tinto “joven aunque sobradamente preparado”, de un precioso color guinda, limpio y brillante que lagrimea con tantas ganas como orden geométrico. Nariz apuntando discretamente a frutos del bosque, paso por boca ligero con el punto preciso de acidez y final levemente amargo como debe ser. Diríase que el singular paraje desde el mirador de Monte Nomedio tierra adentro de las Rías Bajas cabe dentro de la botella de Señorío de Rubiós Tinto Condado.

La otra grata sorpresa de Coto Redondo en tintos de grande y secreta tradición en tierras de la Albariño “y tinta compañía” es el Señorío de Rubiós Sousón Rías Baixas 2011, un caldo también conocido como Rías Baixas y Tinto. Señorío de Rubiós Los dos tintos Señorío de Rubiós maridan de maravilla con sardiñas y polbo (pulpo) a feira. Cuestan respectivamente 6,50 y 6,64 euros en Carrefour. Dos vinos de 11,5º con la chispa justa en su paso en boca y el recuerdo a… los felices años de la infancia cuando nuestras queridas madres nos curaban los catarros a los niños gallegos de los años cincuenta con tazas de vino tinto caliente con azúcar. ¡Qué tiempos!

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