La vuelta al mundo en 80 vinos /23. Castillo de Liria

Las uvas verdes y azules,
blancas, rojas, tintas, negras,
pendientes de los sarmientos
los racimos y hojas secas.

Lope de Vega, Arcadia

80/90/107. Llegar a 80 vinos en esta vuelta al mundo, elegir un vino que llegue a 90 países en los cinco continentes y alcanzar con este artículo a lectores en 107 países. En el primer proyecto andamos -y lo que nos queda, 57 vinos todavía-. En el segundo caso, hablamos de un muy señor vino de mesa -la gama Castillo de Liria de Vicente Gandía-. En el tercero, “hasta aquí hemos llegado” y seguimos avanzando: en 107 países podrá leerse este artículo en Periodistas en Español.

Hoy brindamos con Castillo de Liria Reserva 2008. Tempranillo y Garnacha, 12 meses en barrica de roble americano, 12,5º. Es el máximo exponente de una línea de jóvenes tintos, rosados y blancos que nació en 1971 como un vino de consumo para la familia de los bodegueros Vicente Gandía y hoy es el buque insignia de una gran marca internacional, una de las etiquetas más vendidas del mundo.

Un lujo y una alegría de vino en estos tiempos de crisis, como bien afirma en su blog Tompavan Johan, amante de buenos vinos de Estocolmo, que compró una botella en Canarias y no le dejó indiferente: “Detta vin kommer aldrig vinna några större utmärkelser men för den nätta summan av ca 6 euro är det klart prisvärt”. O sea, que “este vino no va a ganar ningún premio, pero su razonable precio de 6 euros lo hace claramente asequible”.

Un 36% menos de los 6 euros es lo que viene a costar en Eroski Dénia: 3,80 euros.

Hago mío el veredicto de Johan: “el sabor y el aroma recuerdan a un Rioja clásico, pero es mucho más redondo en boca y con menos taninos. No precisa ‘ventilación’: descorchar y beber”.

Le sigue el Castillo de Liria Crianza Tempranillo y Shiraz, ocho meses en barrica de roble americano, 12,5º. Un vino redondo y bien equilibrado, pleno de sabor. 3,19 euros en Consum y Masymas; 3,05 euros en Eroski.

Por último, los cuatro vinos jóvenes de batalla. Son el tinto Bobal Shiraz 2011 (12,5º), el rosado Bobal (12º) y los blancos Viura Sauvignon Blanc (11,5º) y Viura Sauvignon Blanc Medium White (11º).  Su enorme éxito en la exportación avala la condición de prácticamente imbatibles en relación calidad-precio: 1,79 euros en Consum y Masymas, 1,75 euros en Eroski.

El lema de la bodega Vicente Gandía Premium Wines no está ahí en vano. La gama Castillo de Liria, sin ir más lejos, exhibe la etiqueta dorada “Mejor relación calidad-precio de España | Best value from Spaim de la guía de vinos “Los Súper vinos 2012”. A veces, te dan más de lo que pagas / Sometimes you get more than you paid for / Manchmal bekommt man mehr als man bezahlt. ¿Cómo es posible ofrecer una gama de vinos de calidad a 1,79 euros? ¿Qué factores consideran clave los bodegueros de cuarta generación de Vicente Gandía Pla?

Me responde Javier Gandía, director corporativo y de márketing de Bodegas Vicente Gandía: “Es muy importante que la calidad sea constante de añada en añada, por ello disponemos de un equipo de seis enólogos. En nuestro caso intentamos ofrecer la mejor relación calidad del mercado, y para ello hace falta trabajar con un gran equipo humano, buenos proveedores y ofrecer un vino afrutado y equilibrado, que guste a muchos consumidores”.

A destacar el hecho de que a pesar de que esta gama de vinos lleve el nombre de la villa de Liria -Llíria en valenciano-, las Bodegas Vicente Gandía Plá están enclavadas en la cercana localidad de Chiva junto a la autovía de Madrid, a unos 25 kilómetros al oeste de Valencia, donde embotella los vinos obtenidos de los pagos de la finca Hoya de Cadenas, un viñedo de 200 hectáreas a 800 metros de altitud y a 100 kilómetros de Valencia en Utiel-Requena, territorio de referencia de la emblemática cepa Bobal.

“Con una producción de unos 35 millones de botellas”, me comenta Javier Gandía, “somos una de las 15 primeras bodegas de España, y entre las 100 primeras europeas. Trabajamos en 90 países de los cinco continentes, Europa es el principal mercado de nuestras ventas con el 60% de las ventas, pero Norteamérica (incluida Canadá) y Japón están creciendo mucho en los últimos años. Rusia también se ha convertido en un mercado muy importante.”

Palabras mayores, que certifican el encumbramiento de un honestísimo vino de mesa como punta de lanza de una marca de vinos muy serios con un márketing de primer orden que no se olvida de la vertiente de la responsabilidad corporativa, como es la línea de vinos solidarios Whatever it takes dedicados a George Clooney (Cabernet), Charlize Theron (Cava brut), David Bowie (Shiraz) y Penélope Cruz (Verdejo).

Siguiendo a los Castillo de Liria -ocasión tendrá que haber, y a no tardar, para volver con más vinos de Vicente Gandía-, como coleccionista de corchos de botellas de vino -en absoluto académico, por otra parte; solo me gusta guardar los corchos de las botellas de las que participo-, confieso mis reparos a los tapones «de plástico».  Los de Castillo de Liria son sintéticos -4,5 cm  los Reserva y Crianza y 43 mm los tinto y rosado juven-; los blancos vienen con tapón de rosca.

Dado que no soy ingeniero agrónomo ni enólogo sino tan solo un periodista veterano todo terreno que disfruta de la liturgia del vino, no puedo evitar preguntarle a Javier Gandía qué es lo que les llevó a sustituir los tapones de corcho por los sintéticos y de rosca, qué pruebas hicieron sobre los nuevos tapones y con qué resultados.

“Por tratarse de una gama de vinos económica”, me explica, “decidimos pasar al tapón sintético por la regularidad que ofrece, ya que como todos sabemos a un porcentaje de corchos naturales les afecta el TCA (hongo) y el sabor y aroma a moho afecta al vino en esos casos, modificando su sabor. Con el corcho sintético evitamos este problema.”

Pues a lo mejor hasta va a ser que sí. Por lo pronto, ahora que caigo no recuerdo haber abierto ninguna botella con tapón sintético, ¡o de cristal!, la última moda; tampoco de rosca de marcas de confianza, con el vino picado o echado a perder. Cierto que se trata siempre de vinos jóvenes de gran rotación en las tiendas, pero lo cierto es que la cosa de qué pensar. Para desventaja mía, no participo en concursos porque me invitan a jurados y, como decía el otro, “tiene que haber gente pa tó”. Pero a un concurso de ideas sobre qué hacer con los nuevos corchos sintéticos y de rosca de las botellas de vino no me desagradaría nada el plantearme participar…

http://www.vicentegandia.es/es/

http://www.castillodeliria.com/

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